jueves, 27 de diciembre de 2012

"La Zorra de las Navidades Pasadas"

Llevas muchos, pero muchos meses sin mantener relaciones... pero lo peor no es eso, lo que realmente te jode es que ni te miren, que ni se interesen por ti. Eres invisible.

Con el paso del tiempo pierdes el interés, todo te da igual, salir el fin de semana consiste en hablar de chorradas con los amigos, fingir que bailas, beber y fumar hasta reventar... ellas no te miran así que tú pasando del tema.

Un día la conoces y te sonríe, parece simpática, te pregunta por tus cosas, accede a pasarte su número, su correo electrónico... quedas una noche de viernes con ella, lo pasas bien, en la despedida os morreáis y te vas a casa entusiasmado.

Tienes tantas ganas de sentirte querido o deseado que malinterpretas todo, sobredimensionas cada mensaje, cada frase escrita en el messenger... no te das cuenta de que siempre eres tú quien propone quedar, quien se acerca a dar el beso, quien acaricia.


Te invita a su casa a ver una peli una tarde de domingo, a los diez minutos te abalanzas sobre ella y parece que te recibe deseosa, levantas su camiseta y no lleva sujetador, hace tanto que no te llevas una teta a la boca que la erección revienta tu pantalón... crees que vas a follar pero no, la cosa se queda ahí, ella te frena... no quiere más... y a ti te da igual, lo aceptas sin más, te limitas a dar gracias por aquella pseudoerótica tarde de domingo.

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"Tenemos que hablar", te dice, te habla de su ex, con el que vivía (a pesar de lo joven que era) hasta hace poco, con quien iba muy en serio, el amor de su vida... llora sin parar recordando el maltrato recibido, los cuernos... te dice que lo siente, pero que sigue obsesionada con él, que no puede salir contigo como pretendes, que su ex vive ahora con otra pero corre obediente moviendo la colita cada vez que la llama... que ayer mismamente fue a buscarla en coche y pasaron la noche juntos.

Tú oyes todo eso pero no escuchas, no te hacen gracia sus palabras pero te da lo mismo, eres una caja que lleva demasiado tiempo cerrada y por fin alguien ha mostrado interés por ver lo que contiene... te muestras comprensivo, ofreces todo tu apoyo y tu cariño, te arrastras... y ella no tarda en aprovecharse.

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Ella se ve contigo regularmente, pero también queda con su ex, aparte ha empezado a verse con uno de los jefes de su curro... tú lo sabes todo pero no te importa compartirla, crees que no puedes elegir, que visto lo visto no mereces nada mejor.
Tu vida es oscura y contemplativa, unos cochinos besos y magreos llenan de luz tu habitación, crees que merece la pena.

Ella es amiga de la novia de un colega tuyo, le cuenta todo lo que tenéis entre manos y se corre la voz entre tus amistades, cuchichean a tus espaldas, te humillan... pero te afecta tangencialmente, lo importante es tenerla cerca. Se te ha ido de las manos, crees estar enamorado.

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"Tenemos que hablar", te dice aproximadamente cada mes y medio... te insulta con sus confesiones, algún nuevo chico se suma a la colección, crees que resistiendo vencerás pero eres incapaz de ver que no te ha tomado en serio ni un solo día desde que os conocisteis.

Llega tu cumpleaños y de todos los regalos que recibes el que más ilusión te hace es la fruslería que ella te entrega, no te vas fuera unas vacaciones esperando disponer de la casa libre para un polvo que jamás llega, sales con ella en secreto sin decírselo a nadie con la esperanza de que tus amigos no malmetan ni enreden... un día la pillas con la guardia baja (seguramente rebotada tras verse con otro y no salir como ella esperaba) y acabáis en la cama.



Nada te importa, nada te ofende... ella está desnuda y te está haciendo una mamada, que murmuren y se rían tus amigos por la espalda todo lo que quieran.

Por fin crees que la tienes para ti solo, si ella se olvida de sus líos a ti no te costará hacerlo... tenéis una conversación en la que impones unas condiciones para seguir adelante, ella debe de ponerse cachonda al verte dominante, mandando... porque el caso es que lo acepta, te vas a tu casa pensando que todo el tiempo y esfuerzo invertido ha merecido la pena, de repente el hombre invisible tiene novia.

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La luna de miel apenas dura quince días. "Tenemos que hablar". "Lo siento pero solo podemos ser amigos". "Todo lo demás, va a dejar de suceder".
Dice que no hay nadie más pero sabes que por encima de tu hombro siempre ha buscado a alguien concreto en el horizonte.

"No es justo", vas mascullando camino de tu casa en un autobús urbano. Observas tu reflejo en el cristal y no te reconoces, esa noche no pegas ojo y caes en la cuenta de todas tus miserias, pagas de golpe el importe de aquella obsesión y te quedas sin blanca.

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El mes siguiente te cuesta pero no la llamas, no quedas con ella. Te lías con otra chica el primer sábado que sales... quince días después ligas con una compañera de estudios que está como un tren. No te lo puedes creer.

Pasan otros dos meses y hay más chicas, las tratas con la misma moneda que ella te enseñó a manejar y ninguna te dice que "no", acumulas más relaciones de las que jamás pudiste imaginar... todo es una gran mierda.

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En verano estás aburrido y la llamas para tomar algo, el café se alarga y tu recién adquirido sentido arácnido te avisa, paseáis hasta su casa y provocas sutilmente la situación para que te invite a subir...


Mientras te la follas te gusta saberte encima, te encanta creerte al control de la situación, sientes que con cada embestida te cobras alguna deuda sentimental... pero realmente no lo disfrutas, ni siquiera te corres.
Volviendo a tu casa caes en la cuenta de todo y se te borra la sonrisa, ella ha vuelto a ganar.

Te caes del caballo, ahora sí, definitivamente.

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Pasan los años y dejáis de quedar. Ella se echa un novio de los que le gustan, un chungo, un fulano problemático con líos familiares y otros no menos turbios con su exnovia, comparten un piso y las broncas están a la orden del día.

Un día coincides con ella en un bar y te hace un breve resumen de su situación. Le quiere pero no como a aquel mítico ex... él le pide matrimonio, tener hijos, pero ella no quiere... te confiesa que no está segura de querer tener hijos y menos aún con él... la muy zorra te deja caer que ese chico jamás la lleva al cine, que se acuerda de cuando tú la llevabas a ver esas pelis raras en la Filmoteca, que a ver cuando la invitas un día, que te ve cambiado, mejorado, más atractivo, etc...

Te envía algún correo pero no contestas, llama a tu casa pero no devuelves las llamadas... no estás dispuesto a ser de nuevo otra bestia de carga girando en la noria de su patio.

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Durante un tiempo algunas chicas pagan los platos rotos de aquella enfermiza relación, te portas mal, las engañas, eres un auténtico hijo de puta... te parece lo normal, es lo que has vivido durante el último par de años de tu vida, el rollo anterior no funcionaba, ahora te sales del gráfico.

Por suerte conoces a otras chicas diametralmente opuestas y aprendes que hay otros caminos, te tratan bien, te quieren, te respetan... con el paso del tiempo expulsas los demonios y te reconcilias no solo contigo mismo sino también con aquellas a las que aún no has conocido.

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Más de cinco años después de aquel último polvo coincides en un bar con un grupo de chicas y la ves apoyada en un taburete, es nochebuena y todos brindan por las fiestas deseando un feliz 2013 para todos... te saluda con la mano y te acercas, te echa la bronca porque hace siglos que no sabe de ti, tú te muerdes la lengua y te limitas a decir que llevas una temporada bastante liado en general... ella tiene los brazos cruzados ocultando el secreto que guarda debajo... finalmente el bar se ilumina del todo y deja su enorme panza al descubierto.
Embarazada.


Le das la enhorabuena y preguntas cómo es que al final se ha animado tras tantas dudas... te contesta que no estaba en absoluto por la labor, que simplemente sentó un día al chico en la mesa (el mismo novio de la última vez) y le dijo "mira, que nos ha pasado esto..."
Un accidente.

La historia te sonaba demasiado familiar, sin duda el más explosivo "tenemos que hablar" de su colección...
Finges una sonrisa y para tus adentros compadeces sinceramente al pobre desgraciado que ahora cargue con semejante cruz.

De buena te libraste, amigo.


 


Ella uso mi cabeza como un revolver from Leovago2 on Vimeo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

"Como una Putilla..."

Conozco a Marga una noche cuando ya va camino de su casa. Tras una pirueta dialéctica obtengo su correo electrónico, al día siguiente la pillo conectada cinco minutos y me dice que tiene prisa, que sale a hacer unas compras por mi barrio... propongo quedar para un café, ella exclama que JAMÁS toma café pero a continuación, en la misma frase, acepta que nos veamos.

El resto es, por derecho propio, la conversación más delirante que he tenido con una chica en todo 2012.

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Morena, 1'75, ojos marrones... con los tacones que lleva quizás me saque una nariz. Entramos en la cafetería, pide un Aquarius y yo una caña, deja las bolsas en una esquina y nos sentamos en la mesa de al lado.

"No recordaba que tuvieras tan poco pelo", me dice para empezar.
"Es normal, anoche cuando hablamos en la calle llevaba mi gorro..."
"Jajaja, vale vale -prosigue- yo tengo mucho, te doy un poco... pero vamos, que me da igual, yo en el físico no me fijo"
"Pues tú me pareces bastante guapa", no miento, pero exagero.
"¡Gracias!", sonríe antes de dar un largo trago a su bebida...

"¿Actualmente tienes pareja o algo que se le parezca?", pregunto.
"No, no tengo nada ¿y tú?"
"Yo también tengo verde la luz del taxi... ¿y cuánto hace que estás sin pareja?"
"Pues un dia...", responde, manteniendo la compostura.
"Vaya, ¿un día? ¡Pues sí que es reciente la cosa!"
"Ya te digo, lo dejé ayer mismo... cuando te pusiste a hablar conmigo justo acababa de mandarlo todo a paseo", se cruza de brazos.


"¿Pero se trata de una rabieta o de algo definitivo?"
"Pues algo definitivo...", saca el móvil por segunda vez en cinco minutos, el típico acto reflejo para ver si ha recibido algún wasap.

"Bueno, entonces imagino que habrá pasado algo grave..."
"Pues me dijo el sabado -me interrumpe- que no estaba enamorado de mi... es que le estuve preguntando qué sentía por mi... y comparando con su ex, ya sabes... Y me dijo que me queria muchisimo, que estaba muy encariñado conmigo, todo eso... pero que todavia no estaba enamorado"
"En cambio tú sí que lo estabas, deduzco..."
"No, no... nada de eso -vuelve a tomar la palabra- yo tampoco lo estaba, pero uff, ya sabes..."

No, no sé nada, pero decido morderme la lengua, seguramente me saldría una frase que podría parecer insultante... así que en su lugar le pregunto si llevaban mucho tiempo saliendo.

"Tres meses y pico -continúa- pero eso me sienta muy mal, yo he tenido relaciones que se han muerto por mi... vamos, que se volcaban al 100%. ¡Mi ex estaba super pillado! Me regaló un anillo de oro con un diamante, de compromiso, nos ibamos a casar... y una piedra preciosa... y ropa... y unas botas... y un libro... y me daba dinero para gasolina... y me sigue llamando... dice que me quiere más que a su vida"

Mi cara es un poema. Interrumpo la detallada lista de obsequios y bondades diciéndole que imagino que a pesar de tantos detalles ahí fallaría algo, ¿quizás tampoco estuviera enamorada de él?

"Sí sí, yo le queria mucho... pero me mintió. Con ese estuve año y pico, me hizo mucho daño mintiendome, ¡odio q me mientan!"
"Sería una mentira de las gordas...", comento.
"Se habia gastado mucho dinero y me dijo que se lo dejó a su madre... enredó la mentira con más mentiras... ¡ahí me mató! Me eché una llorera... le dejé y él estuvo diciendo que se iba a suicidar, bobadas de esas..."


"¿Pero en qué se lo gastó?", mis ojos como platos.
"En invitar a los amigos en las fiestas de su pueblo", sentencia, dando otro trago a su bebida.

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Según avanza la charla mis intenciones sexuales pasan a un segundo plano. ¿De dónde ha salido esta chica?
Finjo lamentar que tenga tan reciente su última ruptura, a continuación dejo caer que si se encuentra libre y animada podemos acabar conociéndonos más...

"Me parece bien -dice- ya me he animado, pero ayer estaba fatal... en fin, todo el mundo dice que soy muy guapa... y de cuerpo -se señala de arriba a abajo- estoy bien"

Me quedo sin palabras. Fea desde luego no es, pero me arrepiento de haberla llamado guapa al comienzo de la charla, sin duda he puesto mi granito de arena alimentando al monstruo...

"¿Qué aficiones tienes? ¿Por qué bares te suele gustar ir?", pregunto.
"Uff, no soy de mucho salir, no me gusta el jolgorio ni la fiesta, no me gusta llegar a las tantas..."
"¿Vives con tu familia?"
"Vivo en casa de mi padre con él, hasta el día que me case... ¿tienes coche?"
"No, no tengo, ¿tú?"
"Ah, ¿y eso?"
"Pues porque realmente no lo necesito para el día a día, así que es una especie de lujo o capricho que ahora mismo no me puedo permitir. ¿Tú tienes?"
"Yo sí -se queda pensativa- ya llevo 6 años de carné y me he ido a muchos sitios: a Madrid, a Alicante..."
"Bueno, pues ya me llevarás si eso tú algún día a dar una vuelta...", dejo caer.

"¡O donde sea! -exclama-  oye... ¿estarias con una chica que se prostituyera?"
Nuevamente me quedo a cuadros. A pesar del radical giro argumental me mantengo imperturbable.
"Mmm, pues no recuerdo haber estado con ninguna chica que lo hiciera... ¡que yo sepa!", contesto.
"¿Y si lo hiciera?", insiste.
"Pues antes de emitir ningún juicio me gustaría conocer bien la historia, la gente hace las cosas que hace por múltiples razones..."
"Igual es porque ella quiere vivir una vida mejor...", se pone enigmática, me mira fijamente...


Me inclino ligeramente hacia la mesa y con tono muy bajito susurro: "¿Estamos hablando de alguien en particular?"
"¡No!", exclama, a continuación señala la televisión del bar... emiten un noticiario que muestra la imagen de un político de la oposición, comienza a ponerlo a parir, yo me ausento un par de minutos al servicio...

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Lavándome las manos me observo en el espejo. Me seco, tomo aire y regreso al rincón con Marga.
Me pregunta qué andaba haciendo por casa esta tarde antes de quedar con ella, confieso que estaba estudiando un poco para un examen de alemán, que este año me he apuntado a clases de nivel básico/principiante... me pregunta cuántos idiomas hablo y le contesto que más o menos me defiendo en un par... de nuevo la bestia se libera.

"Mi ex sabe inglés, francés, italiano, vasco, catalán y está ahora aprendiendo chino y algo de rumano", suelta.
"Tu ex me supera, no cabe duda", hago un gesto de rendición.
"Pero es un infantil...", añade, con enorme fastidio.

"Veo que a pesar de estar los últimos tres meses y medio con otro, el anterior sigue muy presente... ahora tendrás dos chicos (a falta de uno) que te insistiran pidiendo una segunda oportunidad", comento.

"Este último no me insiste porque sabe que yo en las relaciones soy muy blanda y lo paso fatal..."
"¿En qué sentido eres blanda?", pregunto.
"Pues que soy muy sentimental, me vuelco mucho en las relaciones, soy demasiado sensiblona y así no se puede ir..."
"¿Más romántica que sexual quizás?", re-pregunto con toda la intención del mundo.
"No sé, me encariño mucho y luego me llevo el batacazo, veo algo que no me gusta y me duele mogollón, no soy como otras chicas que lo pasan por alto... pero vamos, que a mí las relaciones me matan... yo es que con novio lo paso mal... y sin él tambien"


Sonrío y nuevamente echo mano del tono susurrante. "¿Y no hay alguna solución intermedia, que no suponga tanto sufrimiento?", pregunto.
"No sé -prosigue- que el chico en cuestión esté locamente enamorado de mi, como mi ex lo estaba... ¡pero aún así sufrí! No sé, lo paso fatal, soy muy blanda..."
"Me refiero a las relaciones, que si pudiera haber algún tipo de situación intermedia que no sea estar con o sin novio, que te pueda venir mejor", mi lado de la mesa comienza a oler a azufre.

"Los rollos tampoco me gustan, porque me siento utilizada y sucia..."
"¿Y eso por qué?"
"Porque siento que me violan, que se aprovechan de mi... y me siento como una putilla"
"Yo ahi no estoy del todo de acuerdo..."
"¡Pues es así!"
"Yo creo que se aprovecharían si no hubiera consentimiento por tu parte..."
"Ya bueno, yo es que siento que me manosea un chico que no me quiere y me da asco, no me gusta... tiene que ser novio, sentir que me quiera..."

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El chaparrón verbal llega a su fin, miro el reloj y me excuso diciendo que debo regresar a mis apuntes de alemán.

Salimos del bar, la acompaño hasta un punto intermedio entre su casa y la mía, saco temas de conversación intrascendentes para relajar el tono final de nuestro encuentro, ella comienza a reirse sin tensión, me cuenta que esta semana quiere ir a un centro comercial de las afueras para comprar nosequé...

Llegamos a una esquina, anuncio mi despedida, Marga me dice que se lo ha pasado muy bien, que tanto anoche (cuando nos conocimos) como ahora he estado muy simpático y educado.

"Como no soy tu novio -intervengo- supongo que no deberé besarte...", aún así me acerco y a pesar de su tardía reacción le planto un fugaz beso en la comisura de los labios.
"Eh eh, con calma", me dice...
"¡Hablamos!", contesto, sonriendo por última vez al darme la vuelta camino de mi casa.

Espero que no me denuncie por intento de violación.


P.D: para saber más acerca de Marga... pinche AQUÍ

miércoles, 12 de diciembre de 2012

"Me negarás tres veces antes que cante el gallo"

Un amigo mío está de mudanza, le estoy echando una mano estos días cargando con cajas y piezas de muebles.
A modo de "contraprestación" me dice que el último día (viernes) por la tarde entre las 16 y las 18 horas, antes de que venga el fulano del camión, dejará el piso "semi-vacío" a mi entera disposición por si quiero llevarme a una chica.

A primera hora de la mañana de dicho viernes envío un mensaje a Alicia (protagonista de la reciente entrada "Carpe Diem"): "Sta tarde entre las 4-6 dispondré de una habitación centro cortesía de un amigo... cómo lo ves, podrías venirte? :)"

Apenas tarda cuatro minutos en contestar: "La verdad muy mal las tardes complicadas y en viernes mas asi q lo siento me da a mi q t vas a tener q buscar otra opcion sin cargas o q tenga mayor posibilidad"

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A media mañana envío un correo electrónico a Mari, otra chica habitualmente dispuesta a "jugar" cada vez que se presenta la ocasión.

A mediodía asoma de repente en el messenger y me saluda con la siguiente frase: "hola, acabo de ver tu mail, pero hay novedades en mi vida, jaja"


Resulta que se ha echado novio, "uno que apareció de repente a modo flechazo, jajaja", añade... pregunto de dónde ha salido, "de Badoo", confiesa.

Antes de dar por terminada la conversación no puedo resistirme y le pregunto si tiene alguna amiga que quisiera quedar conmigo... "no, jajaja, en badoo hay 2000 millones, jaja, pero tienes edad de sentar la cabeza eh"

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Repaso mi agenda, no encuentro a nadie más que pueda aceptar acudir a semejante "urgencia"... hasta que topo con el número de teléfono de una chica que ni siquiera sé cómo se llama, de hecho lo tengo anotado como "Amiga de Marta".

La conocí una noche que Marta me hizo la cobra, se fue a pedir una copa y acabé entrando a una amiga suya. Las grandes amigas lo comparten todo, aún así Marta se enfadó bastante al ver cómo la otra y yo nos besábamos junto a la máquina de tabaco del pub...

Aquello sucedió hace año y medio, desde entonces no he vuelto a ver a la amiga de Marta, ni he hablado con ella más allá de algún mensaje para quedar que jamás llegaron a buen puerto.
Aún así, se me cruza el cable habitual y busco el mensaje que envié por la mañana a Alicia, lo releo, "Sta tarde entre las 4-6 dispondré de una habitación centro cortesía de un amigo... cómo lo ves, podrías venirte? :)", selecciono reenviar y como destinatario pongo a "Amiga de Marta"... "¡qué coño!", me digo... y pulso "ok".

Lógicamente, no obtengo respuesta.

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A las 16:41 recibo una llamada de un extraño número de apenas seis cifras... en un principio pienso que se tratará de publicidad pero contesto y resulta que es la "Amiga de Marta".

Lo primero que hace es preguntarme quién soy... después de re-presentarme (al caer en la cuenta exclama un prolongado "aaaaaaah") me dice que ha visto el mensaje pero no entiende lo que quiero exáctamente... se lo expongo: "un amigo se muda y esta tarde me deja la casa libre, así que si te apetece podemos ir para allá un rato".

Se queda callada, balbucea que está ocupada porque vienen unos primos de fuera (¿?)... aprovecho que la tengo al teléfono para preguntarle si le apetece quedar otro rato un día de estos... me dice que sí, que ya tomaremos un café... contragolpeo proponiendo vernos esta misma noche y se excusa diciendo que ya tiene plan... y que casi mejor no quedar porque como nos vea juntos su novio puede tener un buen problema...


"¿Así que te has echado novio? Vaya, lo tengo complicado contigo entonces..."
"Pues sí -responde- así que si eso solo un café ¿vale?"
"Claro mujer, un café, esto... -insisto, ya solo por el puro placer de llevar la conversación al límite- casualmente uno de los pocos aparatos que mi amigo aún no se ha llevado de la casa es la cafetera... ¿seguro que no te apetece?"
"Mira Rific, ya te avisaré yo si eso cuando pueda eh... te mandaría un mensaje o algo, ahora tengo que dejarte ¿vale?"

Cuelga justo cuando estaba a punto de preguntarle cómo coño se llama...



viernes, 7 de diciembre de 2012

"EL MUSEO DE CERA" (Chicos malos)

VIERNES POR LA NOCHE: salgo con un par de amigos, estamos en un garito de moda mitad disco/mitad rockero, a las cuatro de la madrugada pedimos la octava cerveza de la noche... a nuestro alrededor queda poca gente pero todos con ganas de cachondeo.
Ponen una de mis canciones favoritas de los últimos tiempos, "walking on a dream" de Empire of the Sun, comienzo a girar como una peonza y a dar saltitos.

Uno de mis amigos susurra al oido del otro: "míralo, ha hecho un pacto con el diablo..."

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NOCHE SIGUIENTE, SÁBADO: Mi grupo de amigos casados salen por ahí con motivo del cumple de dos de ellos. Las veces que han salido de fiesta pasada la medianoche (las cenas en parejas en casa de alguno o las casas rurales grupales no cuentan) en los últimos tres años se cuentan con los dedos de un par de manos.

Les llamo a las dos de la madrugada para unirme, no se deciden por el siguiente destino así que les hablo bien del local donde estuve la noche anterior y quedamos en vernos allí.

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La media de edad de la gente que peta el pub está entre 10-12 años menos que la nuestra, veo a mis amigos al fondo, ocupando una gris esquina, quejándose porque no hay sitio para dejar el abrigo...

Uno de ellos saca un boli y una libreta, se acerca uno a uno a preguntarnos qué copa vamos a tomar (yo ya tengo un botellín en la mano, lo he pedido nada más entrar en la barra menos concurrida)... les sirven las bebidas y se ponen en círculo con la copa en la mano.


Uno de ellos se me acerca varias veces con la misma pregunta: "Oye Rific, esto que suena... ¿quien lo canta?"
Mis respuestas: The Killers, Alt-J, The Fratellis, Love of Lesbian, The Vaccines...
Otro dice: "joder, no me suena ni uno..."
Un fulano a su lado, invitado también al cumple, añade: "yo creo que se los ha inventado todos"

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Mis amigos observan a las chicas, se dan codazos entre ellos y ríen cómplices cada vez que a nuestro lado pasa la típica diosa de sábado noche...
Una rubia toca el hombro de uno de ellos, él se gira boquiabierto y ella le ofrece la cámara para que (por favor) saque una foto (la típica que ilustra cualquier facebook) de ella, sus dos amigas y el cachitas que las acompaña...

Los Cuatro Fantásticos sonríen, mi amigo aprieta el botón, salta el flash y devuelve la cámara a su dueña... por detrás, el chaval ese "nuevo" que no conozco vocifera con deje garrulo: "haberle dicho que te la mande por el wasaaaaaaap!!!"

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Siguen observando a las chicas con la misma cara que ponen las vacas al ver pasar el tren, desde el prado... dos de ellos llegan a una conclusión y la comparten conmigo: "si ahora nos acercamos a cualquiera de estas chavalitas nos mandan a la mierda sin contemplaciones, las de veintipocos pasan de nuestro culo..."
Pienso en la chica de veintidós años con la que me lié hace un par de meses, pero no quiero polemizar así que asiento con la cabeza, apuro mi botellín y vuelvo a la barra por otra dosis.

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Uno de ellos va bastante borracho y se acerca a una chica, le dice (miente) que somos de fuera, de Madrid... que si nos puede decir dónde hay fiesta.
Ella mueve los brazos dando indicaciones, después de dar toda la información la chica sigue su camino hacia la barra.


Mis amigos se tronchan. Diez minutos después (quizás uno para él, dado su estado) mi amigo vuelve a decir a otra chica que somos de Madrid, que venimos de fuera... un bucle sin fin, un sueño dentro de un sueño.

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La sesión musical pasa a ser de grandes éxitos: REM, Guns n' Roses, Extremoduro, Depeche Mode, Blur, The Ramones... mi amigo deja de preguntarme quién canta, mi amigo ahora se acerca para glosar cada canción con anécdotas pretéritas.

Suena "Welcome to the Jungle", dice: "ésta la ponían siempre en el Cooper cuando íbamos en el instituto, ¿te acuerdas?"

Suena "Wonderwall", dice: "me acuerdo que fuiste tú Rific el primero que me habló de Oasis cuando sacaron su primer disco, que estaban pegando muy fuerte en Inglaterra y llegarían a ser la hostia, etc... me lo dijiste cuando estábamos en las fiestas del pueblo de Chemita!!!"

Suena "Señor Matanza", dice: "¿tú viniste al viaje a Laredo que hicimos en el 96? Esa la ponían siempre en el bar donde echábamos el quinito... doscientas pelas costaba el cachi de cerveza, ¡y ahora mira!"

Suena "Love will tear us apart", antes de que diga nada le suelto: "con esta canción que me registren... yo tenía uno o dos años de edad cuando salió, ¡soy inocente!"

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Veo a un chico en medio del bar con su grupo de colegas, lleva unas pintas de lo más original, parece sacado de una peli ochentera de John Hughes, es como el amigo raro que tenía Molly Ringwald en "La Chica de Rosa", sombrero, americana chillona... empieza a bailar sincopadamente, como sacado de un video de Erasure y sus amigos le jalean.


"Mira que imbécil", dice uno de mis conocidos, apoyado en la columna de la esquina, sujetando con una mano la copa y con otra el abrigo.

Otro del cumple regresa del fondo del bar con gesto torcido, se pone a mi lado (apartado del resto) y me dice que se ha caído en el cuarto de baño... "menudo resbalón me he pegado en el servicio -se lleva la mano a la rabadilla-, una culada tremenda"

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Ya empiezo a estar un poco saturado de batallitas, no me gustan los museos de cera... de repente suena "Start me up" y lo tomo como una señal.

A nuestro lado se acaba de poner un grupo de chicas y una de ellas lleva una camiseta con el logo de la célebre lengua... me acerco y le digo que no sólo el DJ se ha fijado en ella desde que ha entrado en el bar, incluso poniéndole esa canción... que yo también me he fijado...

Jamás sabré si la chica me miró mal porque le parecí un completo imbécil... o porque detras de mí había un grupo de siete pavos alineados dándose codazos, señalando con el dedo mi maniobra, echándome un mal de ojo viejuno.


P.D: Every once in awhile
U need some ol' skool company
Somebody that appreciates a sexy groove
And a old school melody...





Ol ' Skool Company from Prince Funky on Vimeo.

viernes, 30 de noviembre de 2012

"La Linterna Mágica"

En la segunda mitad de los años ochenta TVE emitió un programa infantil llamado "La Linterna Mágica". En él ponían cortos de dibujos (sobre todo de esas animaciones checoslovacas con personajes de trazos simplones o plastilina), alguno divulgativo y un mediometraje o largometraje de temática infantil/juvenil.

Recuerdo que una de sus primeras emisiones (quizás fuera la primera) escandalizó a todos los niños de mi colegio.

En la peli que pusieron había una fiesta infantil en la que los niñitos protagonistas (probablemente también del este de Europa) en vez de beber Casera Cola/Limón/Naranja y zampar gusanitos se acaban desmadrando... alguien abría el mueble-bar del padre del enano anfitrión, echaba mano de una botella de licor, la mezclaba en la fuente de refresco...
Al final casi todos los críos estaban enchispados y un par de ellos comenzaron a besarse en un sofá de manera poco/nada infantil.


Al siguiente día de clase en mi colegio, durante el recreo, no se hablaba de otra cosa. Si con esa peli lo que pretendían era advertirnos y alejarnos del vicio consiguieron justo lo contrario... queríamos una fiesta como esa.

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Pocas semanas después, en un cine de barrio vimos varios amiguetes un espectacular programa doble de reestreno: "Golpe en la Pequeña China" y "De pelo en pecho (Teen Wolf)".
En esa última peli también salía una fiesta salvaje en la que los estudiantes yanquis hacían toda clase de locuras... nos hizo particular gracia lo de meter a un chico y una chica dos minutos en un armario, estando durante ese tiempo TODO permitido.

Cuando cuatro días después Rosa (una niña de clase) nos invitó a unos cuantos por su cumple a la celebración que tendría lugar en su casa... la bola de nieve, cada vez más enorme, echó a rodar.

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En otros cumples estábamos sometidos a la estrecha vigilancia del adulto de turno, pero Rosa vivía sola con su madre y ésta se tuvo que ir a currar... nos dejó todo listo: los refrescos, los snacks, la tarta y la cadena musical... y nada de vigilancia.

Recuerdo que todos fuimos a aquella casa con la sensación de que algo gordo iba a pasar, sobreexcitados. Al principio la timidez infantil se impuso y nadie hizo nada fuera de lugar, pero tras el tanteo inicial saltó (nunca mejor dicho) la liebre.

Alguien propuso jugar al "Conejo de la Suerte" (juego en que los niños hacen corro, cantan una canción pasándose el turno hasta que el último en la coplilla debe besar al chico o a la chica que le guste más) y fue un relativo fracaso.. a todos nos daba palo admitir que nos gustaba alguien así que no fue fácil de poner la maquinaria en marcha.


El plan B fue un juego similar pero más retorcido: "Verdad, beso o atrevimiento". Ahí las pruebas iban impuestas desde el exterior y como "te obligaban" a besar a quien fuera nadie puso pegas.

De repente la imitación se convirtió en plagio.
El célebre largo de "La Linterna Mágica" inspiró un amago de saqueo del mueble-bar de la madre de Rosa (al final dos o tres latas de cerveza del frigo sí que "desaparecieron"), "Teen Wolf" provocó que algunos acabáramos probando las delicias del armario ropero del cuarto de invitados...

De hecho recuerdo que fue precísamente ahí, dentro del armario frotándome con la pequeña Teresa, donde me llegaron los primeros ecos del follón que se había liado en el salón.
Por lo visto Rosa comenzó a llorar al ver que la gente se dispersaba y la fiesta estaba fuera de control... se temía una bronca tremenda por el alcohol desaparecido... y además (lo más grave) ella era la única que no estaba pillando.

Protestó airadamente, reunió a los asistentes entre sollozos y puso fin a la fiesta.

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En ese cumple fue la primera vez que besé y sobé a más de una chica en el mismo día.


Muchas veces he oido a varias personas admitir que serían incapaces de liarse con más de una persona en la misma noche o con pocas horas de diferencia... yo echando la vista atrás a sucesos como éste, me doy cuenta de que (en cierta retorcida manera) he sido "educado" en esa práctica.
Y la mayoría de la gente también, simplemente... lo han olvidado.


domingo, 25 de noviembre de 2012

"La Cibermentira"

Marta tiene el dudoso honor de ser la primera chica que conocí a través de Internet.
Tras dos o tres semanas de largas conversaciones en el messenger (rebosantes de un sentido del humor delirante) conseguí convencerla para quedar a tomar una caña... su casa estaba apenas a seis minutos de distancia (caminando) de la mía, había bastante buen rollo entre ambos así que me parecía tremendamente absurdo pasar (ooootra vez) la tarde tecleando delante del ordenador pudiendo charlar en persona.

Insisto, era la primera vez que hacía eso... mi ingenuidad en tales cuestiones era total.

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Una foto no demasiado nítida era la única pista que tenía para reconocerla, de todos modos el lugar previsto para el encuentro era de esos que no dejaban lugar a dudas... así que bueno, no es que fuera una cita estrictamente "a ciegas".

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Cuando llegué ella estaba de pie junto al monumento señalado. No cabía duda de que se trataba de Marta (me miraba con gesto curioso y saludaba tímidamente con la mano) pero al verla no pude evitar preguntarme: "¿quién coño es esta chica?".


Cualquier parecido entre ella y la foto que me envió era pura coincidencia.

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La cosa no empezaba lo que se dice bien. Fuimos a un bar de al lado, yo pedí una caña y ella una coca-cola... Marta (a pesar de haberme asegurado que había quedado con más chicos de esa manera) se mostraba nerviosísima, apenas me miraba a la cara y cuando salía de su natural hábitat de monosílabos soltaba frases tan poco creíbles como inadecuadas.

Mientras ella farfullaba yo seguía intrigado por la foto que me envió, sí identificaba algún rasgo en ella pero me costaba relacionarla con la imagen en cuestión... quizás fuera de una prima suya... tal vez se tratase de la propia Marta pero un par de años atrás, antes de iniciar un evidente declive físico...

Me habló de sus piercings, dijo que tenía cinco y sacó la lengua mostrando uno enorme que tenía ahí mismo, atravesándola.

También me contó otras cosas acerca de su vida diaria, sus estudios y rutinas. Ahí la pillé en un par de mentiras y contradicciones respecto a todo lo que me había contado los quince días anteriores por el messenger... la cita iba cuesta abajo, aparte de que no me acababa de gustar lo que veía comencé a experimentar cierta sensación de estafa.


Improvisé una excusa para no tener que quedarme demasiado tiempo más, entonces Marta apuró de un trago lo que quedaba de su coca-cola y de repente comenzó a toser con fuerza, ahogándose... su piercing de la lengua se había desenroscado y a punto estuvo de tragárselo.

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Me despedí educadamente y regresé a casa bastante decepcionado. Tardé más de un año en volver a quedar con alguien procedente de Internet.

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Los meses siguientes a aquella primera cibercita me crucé con Marta unas cuantas veces en un bar y cierta discoteca. Simplemente nos saludábamos con un gesto, a veces se acercaba y me gorroneaba algún pitillo...

Dos años después de la cibermentira yo volvía a casa (bastante perjudicado) un sábado a las tantas y me crucé con ella... me convenció para acompañarla a un bar rockero que nunca cierra. Allí, en una oscura esquina tras el futbolín, nos acabamos enrollando.

Su piercing sabía a cocacola.

sábado, 17 de noviembre de 2012

¡QUÉ CASUALIDAD!

Tuve mi primera cita con Mª Cielo en Octubre del año pasado. En el segundo bar ataqué y después de liarnos un buen rato dijo que me llevaría a casa en coche pero (intencionadamente) tomó una salida "equivocada" hasta cierto descampado donde acabamos follando en plan salvaje.

Nuestra segunda cita tuvo lugar justo una semana después y en esta ocasión no llegó a haber segundo bar: un par de cervezas y directamente al coche.
Lo que sí cambió fue el destino, otro inóspito solar relativamente próximo al antiguo manicomio.

Quince días después nos vimos por tercera vez y el guión fue idéntico, manicomio incluído.
Me encantaba quedar con Mª Cielo... tres de tres.

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En Noviembre la cosa cambió. Hablábamos por el messenger de vez en cuando pero se me cruzaron otros planes (visitas inesperadas, otras chicas) con lo que no llegamos a quedar... hasta cierto miércoles que a media tarde me envió un mensaje proponiendo cenar una hamburguesa.



Me llevó al Burguer King más alejado de la ciudad (de hecho creo que ya estábamos en otro término municipal), cenamos el menú king ahorro y después de ir al WC a limpiarme los dedos de cualquier resto de ketchup o mostaza propuse que buscáramos un sitio discreto donde tomar el postre.
Cuatro de cuatro.

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Tardamos casi otro mes en quedar, en medio fui a tres conciertos a Madrid, conocí a dos chicas más, me hicieron la Cobra Colombiana, etc...

Poco antes de nochebuena fuimos a una apartada cervecería, me dijo que iría a pasar todas las vacaciones navideñas a Córdoba con su familia. Pedí un Benjamín, brindamos por las inminentes fiestas y regresamos al descampado de nuestro primer polvo. High Five!

Cuando aquella madrugada me dejó en una plaza cercana a mi casa y se despidió sonriente (con el rostro aún gloriosamente acalorado), nada indicaba que aquel sería nuestro último revolcón.

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Entramos en 2012, pasaron los reyes, el apogeo de las rebajas... y tras un par de amagos de quedar (que no acabé consiguiendo cuadrar) finalmente nos vimos un jueves de finales de Enero, en la misma cervecería de la última vez.

Yo no noté nada raro, ella estaba como siempre y cuando llegó el momento de arrimarme ella respondió siguiendo la costumbre... pero después, saliendo del bar hacia el coche me soltó un inesperado: "oye, ¿te importa que hoy no pase nada más? Prefiero que hoy no acabemos como siempre..."


Contesté un "claro, cómo no", "no pasa nada, tranquila", "descuida que no doy nada por supuesto..."
¿Qué otra cosa podía hacer?

Me despidió con un prolongado e intenso beso y (sin yo sacar el tema) me susurró al oído que el próximo día sí lo haríamos... fijo.

Mentira. Aquella fue la última vez que vi a Mª Cielo.

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En Febrero seguimos coincidiendo por el messenger a menudo pero sin concretar ninguna cita.
De repente un día le mandé un correo proponiendo quedar y varias horas después me respondió lo siguiente:
"Hola, perdona k no haya contestado antes esk hemos tenido una tarde muy movidita.
Lo siento pero esk no se lo k kiero hacer no me apetece kedar
"

Dos días después en el messenger volví a proponerle quedar, su respuesta y el consiguiente diálogo fue tal cual:

Ellacon la de dias k te digo k no y todavia tienes ganas d kedar?
Yo:  con la edad uno aprende a ser paciente :)
Ellalo siento mucho
Ellapero no se lo k kiero contigo
Yo:  nada malo espero!
Ellano lo se
Yo:  ok, no pretendo molestarte en absoluto
Ellame voy a montar al coche
Ellaun beso
Ellachao

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A partir de aquel día sus apariciones en el messenger se produjeron con cuentagotas... hasta finalmente dejar de asomar a mediados de Abril.


Seguramente me eliminó o bloqueó... mandé un correo en verano y jamás lo contestó.
También un sms para ver qué era de su vida... y me dijo que se había ido a trabajar a Córdoba, que vivía allí con su madre.

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Hoy viernes dieciséis de Noviembre de 2012 tenía plan para salir pero finalmente se me fastidió.
Propuse quedar a una chica pero un trabajo de la universidad (según me dijo) se lo impidió... no me rendí, intenté ponerle remedio y probé suerte enviando mensajes a otro par de chicas... pero nada.

Dando un último repaso a mi agenda sonreí al ver el nombre de Mª Cielo: recordé el sabor de su sexo, el particular sonido de sus gemidos, la manera que tenía de mirarme mientras lo hacíamos...
Sin saber por qué agarré el móvil y le mandé el siguiente sms: "Qué tal x Córdoba?Vienes algún finde o tu exilio ya es definitivo?Si x1casual andas x aquí avisa&ns tomamos algo.Bs"

Apenas dos minutos después respondió: "k casualidad, esk me has visto?"

Flipé... no pude evitar calentarme tras haber hecho una diana involuntaria. Contesté: "Jaja,te juro que no!Ha sido pura suerte..Hace una cervecita pues?"

Mi movil no tardó en volver a vibrar: "gracias pero no,vengo los días justos para hacer cosas lo siento.k tal te va todo?"

Recordé su frase de febrero, aquel "no sé lo que quiero contigo"... yo en cambio tengo muy claro lo que quiero, así que (lógicamente) ese último mensaje suyo se quedó sin contestar.



lunes, 12 de noviembre de 2012

"Se me desenamora el alma, se me desenamora..."

En los trece meses que llevo frecuentando el gimnasio las chicas "interesantes" que he visto por allí se cuentan con los dedos de una mano.
Será que tengo mala suerte con el horario al que voy y no coincido con ninguna... será que es un sitio tan cutre que la "gente guapa" no contempla la posibilidad de ejercitarse en semejante ambiente...

El caso es que una de esas excepciones fue "la chica de las mancuernas".
Apenas coincidí con ella dos o tres veces contadas en todo mi primer año de trotes, pedaladas y sudores... y siempre en la distancia.
No es que fuera una chica espectacular pero tenía un "algo" que me ponía bastante.

Siempre a su bola, sin hablar con nadie, combinando bici estática con mancuernas y todo ello con un gesto tan serio como inescrutable, como marcando un territorio no apto para moscones ni interrupciones.



En aquel par de ocasiones simplemente me limité a observarla de reojo con (gran) admiración y respetando los límites del muro invisible levantado a su alrededor.

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Debo confesar que nunca he sido partidario del ligoteo en el gimnasio; sí que he observado a algunos tipos intentarlo pero no creo que (al menos para mi) sea un ambiente propicio... además, cada vez que me veo allí reflejado en algún espejo, sudado y con un aspecto lamentable (enfundado en mis "elegantes" camisetas de propaganda de cerveza, bourbon o tabaco), pues no me siento capaz de seducir a nada ni a nadie...

No obstante, el pasado mes decidí renunciar a mis convicciones: la chica de las mancuernas comenzó a ir más a menudo durante mi hora habitual de ejercicio y se me fue calentando tanto la cabeza que, sintiéndolo mucho, el gimnasio dejaría de ser territorio neutral.

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Todo empezó un día en que se puso a levantar mancuernas al lado de donde yo cabalgaba mi Avatar (artilugio también conocido como "bici elíptica")... me sorprendí perdiendo la noción del tiempo observándola de la cabeza a los pies, segregando saliva viendo el marcado contorno de sus pezones en la camiseta malva ajustada que me llevaba, fantaseando con tocarla...


De repente sentí la necesidad de hacer algo al respecto... ni siquiera su gesto tan seco y severo me haría cambiar de opinión.

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Tardamos casi medio mes en volver a coincidir en el gimnasio. Aquel día yo fui tarde pero cuando entré en la sala lo primero que vi fue a la dueña de mi camiseta malva favorita levantando unas mancuernas en la esquina más discreta del recinto.

Subí a una cinta para correr, estuve diez minutos trotando con "Oceania" de Smashing Pumpkins sonando en mis cascos cuando de repente ella se subió a la cinta de al lado.
Por primera vez apenas estábamos a metro y medio escaso de distancia...

Delante de nosotros teníamos un espejo que ocupaba toda la pared, ella se tiró (aproximadamente) doce minutos primero caminando a un ritmo acelerado para finalmente arrancar a correr muy suavemente...
,,,creo que dediqué por lo menos los últimos ocho minutos de aquel tiempo a mirarla fijamente a los ojos a través del espejo.

Ella me miró alguna vez de reojo... pero poco.
Al final me miró mas detenidamente... y yo sonreí... y ella también lo hizo.
¡Su primera sonrisa conocida a lo largo de doce meses de intermitente vigilancia!

Con semejante "hazaña" creí tener suficiente, de hecho ya me disponía a decirle algo cuando de repente se puso a bajar la velocidad del trasto y se largó (medio riéndose) a toda pastilla.

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Salió por la puerta hacia el exterior de la sala y ahí me quedé trotando con la palabra en la boca... de repente me reí al recordar cierta breve escena de la película "Shame", concrétamente la parte en que el protagonista (Michael Fassbender) miraba fíjamente a una chica en el vagón del metro.

(Para ver la escena, pinche aquí)

Salvando las evidentes distancias de atractivos entre los actores, durante los últimos dos minutos de carrera sobre la cinta... ahí, en ese cochambroso gimnasio, se había producido algo muy parecido.

Recordé como Fassbender, sin tener pinta de que aquella fuera su parada, salía detrás de la chica. Pero claro, aquí la protagonista salió directa hacia el concurrido vestuario femenino con lo que perseguirla... no era viable.

Seguí dándole vueltas a todo, el subidón era bestial, aumenté el ritmo de la carrera a un nivel para mi desacostumbrado... hasta que me dije: "¡qué coño!"
Paré la cinta... bajé de un brinco... fui al vestuario masculino... me duché a toda velocidad... me vestí... y salí fuera (a la puerta de la calle del gimnasio) para cazarla saliendo y abordarla. A saco.

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Por desgracia me tiré entre quince y veinte minutos esperando en la calle y nada... imagino que no se duchó y salió directa, o quizás fuera más rápida que yo (cosa que dudo) en el baño o cambiándose después, ganándome la carrera por la mano...

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Tres días después se repitió un poco la historia. Yo estaba en la cinta corriendo y ella en una bici estática detrás... ambos cara a cara gracias al espejo frontal, nuevamente con mi rollo acosador/Fassbender y ella sonriendo con picardía.

Se levantó y fue por sus famosas mancuernas, mientras se ejercitaba la observé y me decidí a atacar de inmediato.
Pensé en bajar de la cinta, secarme la cabeza con la toalla, acercarme y decirle que me gustaba su nuevo corte de pelo... que justo ese día se cumplía un año desde la primera vez que entré en aquel gimnasio, que me gustaría celebrar la efeméride invitándola a tomar algo a la salida...


Pero justo entonces una señora se bajó de una elíptica y mi objetivo (inoportunamente) se montó en ella.

Mi ataque debería aplazarse, abordarla desde abajo mientras ella se encontrase en una especie de púlpito moviendo sincopádamente las extremidades y perdiendo el resuello... no resultaría (para ninguna de las partes) especialmente seductor.

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Se me había hecho tarde así que bajé al vestuario masculino, no pude evitar (desde las escaleras) echar un último vistazo a su rincón... ¡y bingo! La sorprendí mirándome mientras bajaba.

Durante la ducha decidí que si después al subir me cruzaba con ella, aunque fuera en medio de la abarrotada sala de ejercicios, la entraría según lo anteriormente previsto.

Me cambié, guardé mis cosas, cerré la bolsa de deporte, me la eché al hombro y subí de nuevo las escaleras... allí estaba ella caminando por el pasillo central, ni en mis mejores previsiones de cálculo podría estar mejor situada... de seguir andando al mismo ritmo nos cruzaríamos junto a la puerta y ahí podría mirarla de frente, llamar su atención y decirle............ nada.
Llegué a su altura, ella me vio y a metro y medio de distancia agachó la vista al suelo acelerando el paso.
Tocata y fuga.

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Tras semejante requiebro, lógicamente, dejé de hacerme pajas mentales con la chica de las mancuernas.
Las veces que hemos coincidido en el gym he seguido deleitándome con la forma en que el cabello le cae por la frente, su nuca brillante por el sudor, el maravilloso cerco de su pecho pegado a la camiseta, su gesto soberbio de zorra en ciernes... pero sin más intención de acercarme a ella para nada.

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Aún así, unos días después se produjo un segundo hito comparable al de su primera sonrisa... oí su voz.
Entró por la puerta, se cruzó con una conocida y charlaron un minuto a modo de cortesía.
Su tono de voz era tan solemne como seco, de una frialdad demoledora.

Me fijé en su lenguaje corporal durante la charla, sus ademanes tan tiesos se acentuaban con cada frase y juraría que trataba a la amiga (por momentos) con evidente condescendencia.
Cuando se despidieron la soprendí haciendo una mueca a espaldas de la amiga, a medio camino entre la burla y el asco.


Por primera vez me alegré de no haberla abordado, probablemente me hubiera despachado con un corte de los que hacen época... o rociado el rostro con un spray de pimienta.

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Hace apenas un par de días la Chica de las Mancuernas se acercó a una elíptica que parecía estar libre... pero se le adelantó otra mujer que reposaba sentada en la máquina contigua, subiéndose al Avatar dejándola con un palmo de narices, compuesta y sin máquina.
La chica de la camiseta malva no encajó con deportividad su segundo puesto en la carrera y protestó airada, con no pocos aspavientos...

Por lo que se percibe en el ambiente (cada vez que ella entra o se pasea por el gimnasio), no es demasiado popular entre los sudorosos (y habituales) parroquianos.
Quizás deba acercarme un día a decirle que a pesar de lo cabrona que (no solo parece) es, sigue teniendo en mí a alguien, si bien decepcionado y "desenamorado"... dispuesto a follarla con ganas.



miércoles, 31 de octubre de 2012

NOCHE DE HALLOWEEN (Mr.Rific Vs Los Pervertidos Vivientes)

Tal día como hoy, en la Noche de Difuntos del año pasado quedé con Ainara para cenar, la cita iba bastante bien pero mientras nos magreábamos en un rincón oscuro del segundo bar ella comenzó a sentirse indispuesta... algo de la cena le había sentado como un tiro (eso nos pasa por ir a restaurantes exóticos) así que tuve que acompañarla prematuramente a casa.
Apenas eran las 23:30 cuando llegué a la mía, encendí el ordenador y vi conectada a Gemma.

A principios de ese mismo mes quedé con ella un domingo por la tarde para tomar unas cervezas, la cosa se lió y a medianoche me llevó en coche al parking del estadio para follar en el asiento trasero de su Opel Astra.

"Hola ¿qué tal?", saludé...
"Bien, ¿y tú? -tecleó- ¿hoy no sales?"
Mentí diciéndole que estaba viendo en casa una peli de terror, "La casa de los 1000 cadáveres"... y que a continuación me iba a poner la secuela "Los renegados del diablo", salvo que a lo mejor a ella le apeteciera quedar conmigo a tomar algo, rescatándome del tan improvisado como embustero programa doble...

Gemma protestó un poco por la hora que era, además ella vivía en un pueblo de las afueras... pero finalmente accedió a quedar sobre las 0:30 en una cervecería a la entrada de la ciudad.


Poco después me puse mi camiseta de Alice Cooper y fui a la cita tarareando una y otra vez la melodía de "Thriller"...

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Camino del bar fui estudiando las particulares circunstancias de mi segunda cita de la noche: ella estaba en casa en pijama casi a medianoche y de repente se ponía velozmente en marcha para salir... la única vez que habíamos quedado pasó lo que pasó... nuevamente acudía a la cita en coche...

No sé, di por sentado que acabaríamos follando, aún así preferí no precipitarme y tomar primero unas cañas relajadamente, sin asomar el colmillo.

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Quizás hubiera luna llena... quizás el bar tan oscuro, iluminado apenas por unas velas fuera demasiado sugerente... o quizás fuera el generoso escote que llevó Gemma lo que reventó mi encía... el caso es que la charla no duró ni media hora, ella se inclinó un momento (estratégicamente) y me avalancé sobre su cuello.

Quince minutos después estábamos ardiendo y ella propuso (sin más miramientos) ir al coche en busca de algún rincón apartado.

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Decidimos regresar al mismo descampado desierto junto al estadio de fútbol, en la radio había un especial de Halloween y después de emitir "love song for a vampire" comenzaron los primeros acordes de "feed my Frankenstein"...


"Ya verás como la siguiente que ponen es la de los Cazafantasmas, cada año es lo mismo", comento... ella se ríe y jugamos a proponer canciones que encajarían en ese especial radiofónico, hasta que de repente nos quedamos mudos al ver como fuera, en la calle, comenzaba a diluviar...

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Llovía a mares, la visibilidad era tan escasa que Gemma se saltó la salida correcta en la carretera... dimos un pequeño rodeo y finalmente enfilamos el atajo hacia el rincón previsto.

Después de aparcar pasamos al asiento trasero sin salir del coche, los cristales tardaron poco en empañarse... lo mismo que nuestras manos en calentarse.
Ella extendió la mantita y empezamos a quitarnos prendas, la lluvia seguía golpeando (por momentos con bastante fuerza) en el techo y cristales, salvo por eso todo estaba tranquilo en nuestro improvisado refugio, hasta que de repente...

Yo tenía mi cabeza entre las piernas de Gemma cuando oímos un coche aproximarse, sus ruedas surcando inconfundibles la tierra del descampado, sus focos delanteros apuntando directamente a nuestro picadero...


Gemma hizo amago de incorporarse pero se lo impedí arrastrándola aún más abajo, ambos estábamos completamente desnudos y el vehículo recién llegado comenzó a hacer sonar el claxon mientras sus ocupantes (sonaban como un grupo de chavalines) pegaban voces, silbaban y se asomaban a la ventanilla diciéndonos cosas (por suerte) ininteligibles.

Dieron unas cuantas vueltas a nuestro alrededor (como Apaches cercando una caravana de colonos en el lejano oeste) montando bulla... yo seguía inmóvil en mi golosa trinchera mientras Gemma se cubría las tetas con la mantita, aguantando en silencio como buenamente podía la creciente mala leche.

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Por suerte el susto no pasó de ahí, supongo que la tormenta los disuadió de salir y zarandearnos el coche como apoteósis final de la gamberrada.

Una vez restituida la calma, retomamos la faena... ella me montó y poco después, justo en pleno clímax dejó de llover.
Tirados sobre la manta, ya relajados y un poco sudorosos, identifiqué nuestra puesta en escena con aquella de las pelis de terror favoritas de mi niñez y adolescencia... una pareja en pelotas recién fornicada siempre era víctima propiciatoria para el loco del garfio o el fulano de la motosierra.


"Vámonos anda, antes de que aparezca Freddy Krueger...", sugerí medio en broma medio en serio.
"De eso nada -protestó Gemma- hasta que no echemos otro de aquí no nos movemos, quiero más..."

"Vale, vale... -exclamé poniéndome encima de ella- pero prométeme que mientras lo hagamos no se te ocurrirá decir "Rific" tres veces mirando al espejo retrovisor..."

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Después del segundo asalto nos vestimos, salí fuera para entrar mejor en mi asiento desde la puerta delantera... ya no llovía, estiré los brazos y de repente me fijé en el detalle de que habíamos estado aparcados todo el tiempo justo debajo de una enorme torreta de alta tensión, con muchos cables encima.

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Virando en el descampado en busca de la salida hacia el parking del estadio vimos que había tres o cuatro coches más aparcados por allí en actitud sexualmente sospechosa. ¿Habrían sido también acosados por el pelotón chiflado?

Pero aquello no era nada, llegando al parking vimos mucho más movimiento: gente rondando por la zona con andares inciertos y miradas misteriosas, más coches aparcados rodeados de aquellos zombies sedientos de sexo...

Enfilando la salida definitiva de ese foco de infectados pasamos lentamente junto a un coche de cristales empañados, dentro se intuía cierto movimiento (los amortiguadores puestos a prueba) y fuera, un pequeño grupo de tres tipos acercaban la cabeza a las ventanillas espiando el interior, todos con la misma postura: una mano sobre las cejas enfocando bien su objetivo, con la otra agarrándose la polla, masturbándose...


Antes de salir a la ronda tuvimos que esquivar algunos más de esos No Muertos que torpemente se aproximaban a nuestro coche para fisgar el interior.

"¡Vaya panorama!", exclamó Gemma aún boquiabierta, en lo que metía cuarta y dejábamos definitivamente atrás aquel delirante Zoco sexual.
"No sé tú, Gemma... -dije, mientras buscaba en el dial alguna emisora con música "normal"- pero este Halloween no creo que lo olvide así como así..."

Y por fin sonó la puta canción de los Cazafantasmas... ¡a buenas horas!


martes, 23 de octubre de 2012

"IMPRESENTABLE" (Won't get fooled again)

Ella era gallega pero vivía en una preciosa ciudad universitaria castellana, elaborando una densa tesis sobre una escritora española de la primera mitad del siglo XX.
Una amistad común consideró que "como ambos éramos ratones de biblioteca, nos llevaríamos bien", así que nos puso en contacto.

Tras una semana charlando bastante a través del messenger me invitó a ir a verla a su ciudad.
Me dijo que vivía en un piso de esos minúsculos con una única sala en la que cocinas, comes, ves la tele, tiendes la ropa, etc... y en la pared dos puertas que conducen al dormitorio y al WC, respectivamente.


Le dije que me las apañaría en el sofá de la salita sin problema, pero ella me contestó que no habría inconveniente en que compartieramos la cama, que ya éramos mayorcitos y sabríamos comportarnos...

Yo desde luego tenía claro cómo acabaría comportándome, supuse que ella también así que acepté su invitación.

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Dijo que me iría a buscar a la estación. Mi autobús llegó aquel viernes por la noche con puntualidad británica, bajé al andén y allí no había nadie... entré en la estación y tampoco la encontré... esperé unos minutos a que apareciera y nada, ni rastro de mi lingüista gallega...

Antes de ir al mostrador de la compañía de transportes para preguntar si había algún bus de vuelta a mi ciudad a pesar de lo tarde que era, la llamé por teléfono y me dijo que estaba allí, llevaba todo ese rato esperando... pero en la puerta de la calle.
Empezábamos bien.

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Subimos a su coche y me condujo al piso para dejar la pequeña mochila que llevé. En un principio me pareció bastante tímida, en el messenger escribía párrafos enormes con una incontinencia salvaje... pero en persona apenas hablaba.

En su casa me ofreció un chupito de crema de orujo gallego que estaba delicioso, pero ella no me acompañó en el brindis, se limitó a sentarse en la silla de enfrente a ver como me lo tomaba, en silencio...


A mis preguntas ella contestaba con monosílabos, de vez en cuando se reía y soltaba coletillas típicamente gallegas, pero guardaba las distancias y me observaba estudiándome de arriba a abajo con el mismo gesto neutro que adoptan las vacas en el prado cuando ven pasar al tren.

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Por más que yo me esforzaba, la conversación no era nada fluida... ella propuso salir a la zona de bares y acepté al instante, cualquier cosa con tal de virar el rumbo soporífero que estaba tomando la noche, tan prometedora apenas unas pocas horas antes.

Pillamos el autobús urbano y ella se sentó a mi lado en silencio, mirando al frente... durante el trayecto me sentí como John Lennon acompañado por la inquietante y silenciosa presencia de Yoko Ono.

De repente subieron al bus un grupo de estudiantes erasmus de diversas nacionalidades, montando jaleo y pasándose la garrafa de calimocho... uno de ellos (holandés) me saludó con gracia (quizás vio mi aspecto y pensó que yo era uno de ellos) y me pasó el recipiente para echar un trago.


Aparte de beber estuve hablando con ellos en inglés un rato preguntandoles qué tal se presentaba la noche y qué sitios eran los mejores para ir a tomar algo luego.

Cuando se bajaron en una parada anterior a la nuestra, juro solemnemente que consideré la posibilidad de irme con ellos y dejar a mi silenciosa amiga allí plantada... pero en el fondo confié en que el vuelo podría remontarse (y mis pertenencias estaban en su piso) así que me quedé.

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Yo había salido un par de veces antes por aquella ciudad, así que ante su falta de decisión e iniciativa la llevé a un bar que me gustaba bastante y no sé, poco a poco se iba soltando... me habló de su exnovio, que lo habían dejado porque vivían en distintas ciudades y el desgaste había sido insoportable... que ella llevaba una vida muy solitaria y que a veces cuando regresaba a Vigo sus amigos la reñían porque se tiraba meses sin llamar a nadie ni dar señales de vida... "es que yo para eso soy muy impresentable, ¿no sabes?", dijo, con marcado acento gallego.

Después ella me llevó a una oscura cafetería donde supuestamente acudieron muchos escritores e intelectuales durante la postguerra, un lugar sin música iluminado por velas sobre las mesas.

En medio de una charla intrascendente miré el reloj y comprobé que llevaba ya casi cuatro horas en esa ciudad y la cosa no avanzaba en absoluto... sin venir a cuento me acerqué y la besé en la boca.
Ella no se apartó así que repetí y para mi sorpresa abrió la boca siguiéndome el juego... damas y caballeros, ¡han cantado bingo!

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En aquel bar uno se quedaba dormido así que decidimos volver al piso. Fuimos paseando y de vez en cuando yo detenía la marcha para arrinconarla en algún callejón, volver a la carga...

Cuando llegamos al piso me senté en el sofá y la agarré para que se me pusiera encima, tras besarnos levanté su jersey, desabroché el sujetador y hundí mi cabeza entre sus tetas antes de saborearlas... fuimos a la cama y para mi sorpresa antes de entrar ella se puso un áspero esquijama y los calcetines más gordos que he visto en mi vida.


Una vez dentro del catre retomé el magreo pero cuando mi mano llegó a su entrepierna ella me detuvo, "no quiero follar, es que no sé, no me apetece... ¿no sabes?", dijo.
Señoras y señores, ¡el bingo no es correcto!

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No dormí nada bien aquella noche, el cuarto era minúsculo (claustrofóbico) y frente al camastro había un armario con espejo que en vez de reflejar escenas sexuales se cachondeaba de mí proyectando la incuestionable crudeza de mi fracasada expedición.

La mañana siguiente decidí quemar mis naves y volver a intentarlo antes de levantarnos, pero nada... seguía "sin apetecerle".

Me di una ducha (sólo), almorzamos en un centro comercial cercano a la estación, compré por 4'95€ el "Who are you" de The Who en una tienda de cierta célebre cadena... y para mi sorpresa, cuando luego nos despedíamos en la estación de autobuses ella me abrazó con fuerza y me besó apasionadamente.


El bus arrancó, metí el CD en el discman, pulsé el "play", cerré los ojos recreándome en las preciosas tetas gallegas que dejaba atrás... y en el rizado vello de la entrepierna que apenas pude palpar por encima y se quedó sin catar.

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Durante la semana siguiente seguimos hablando por el messenger, me dijo que yo le había gustado, que podríamos volver a quedar en el inminente puente de diciembre... pero antes de la fecha en cuestión, de repente (de un día para otro), desapareció de internet, dejó de atender al teléfono y nunca más se supo.

No pude evitar recordar la frase que me dijo aquella noche por la calle, cuando se definió como "muy impresentable" en el trato de sus relaciones.
Ya podría haberlo dicho la víspera de mi viaje, justo antes de ponerme la cabeza como un bombo con la oferta de una minúscula (y a la postre gélida) cama.