lunes, 30 de diciembre de 2013

ADULTERIO - 3 - (los Aretes de la Reina)

(Viene de la entrada anterior - pinche AQUÍ para verla)


SIGUE SIENDO AGOSTO: Al mediodía siguiente coincidimos en el messenger.
Aún sigue excitada por todo lo que sucedió ayer, dice... por la noche tuvo cena con su marido y los amigos de éste pero no se le iba de la cabeza nuestro "fogoso" revolcón, insiste... el primer rato que ha tenido sola en casa se ha masturbado a lo bestia, añade... se arrepiente de no haberse dejado follar, concluye...

Propongo ir a un motel u hostal cualquier horita suelta de la semana entrante pero ella no lo ve claro: "esos sitios no me ponen nada, prefiero la cama deshecha de un soltero".

A la noche volvemos a coincidir conectados unos minutos y me sorprende anunciando que ha soltado en casa la bola de que el sábado próximo tiene "cena en la ciudad con los del cursillo"... así que podremos quedar.
Hay un problema: ya tengo planes para ese sábado noche.

Conociéndola sé que no se lo va a tomar bien...
Premio, en cuanto le digo que lo siento pero yo ese día no puedo quedar monta en cólera, me dice que si estoy tonto, que ella ya lo ha dicho en casa... contesto que no me parece sensato por su parte anunciar algo así sin haberme consultado primero, dando por sentado que podría quedar en cualquier día, hora y circunstancia.

"Ni que tuvieras algo mejor que hacer", me escribe...
"Mejor quizás no -contesto- pero eso es asunto mío, el viernes sí que puedo, di en casa que te has equivocado y la cena es un día antes..."
"No puedo tío, ya está dicho y no puedo cambiarlo, además el viernes me va fatal..."
"¿Por qué te va mal el viernes? -no puedo evitar escribir la siguiente frase- ¿tienes algo mejor que hacer?"

Me manda a la mierda. "Tú sabrás lo que te pierdes", sentencia antes de desaparecer.

Sé perfectamente lo que me pierdo, ayer mismo estuvo en mi cama guarreando a lo bestia y no quiso follar... la que no se entera de nada es ella.

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El resto del mes de agosto transcurre sin noticias suyas, absolutamente nada. En otras palabras: "¡lo que me estoy perdiendo!"

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A punto de concluir el mes me sorprende una mañana de sábado llamándome por teléfono. Me pregunta qué hago, si estoy ocupado (esto último con toniquete), que está en el pequeño parque debajo de mi casa por si me apetece tomar algo...

Bajo y lo primero que me pregunta es dónde hay un estanco, que necesita fumar... vamos y pilla un minipaquete de esos cigarrillos finos tan, tan... curiosos.


Se repite la historia de nuestra última cita: vamos a un bar, pedimos un par de cañas y cuando nos ponen la tapa dice que no se piensa comer esa puta mierda... ¡más para mi!.

"Me apetece cerveza negra", dice, así que vamos a un irlandés cercano... son las 11:45 de la mañana y empiezo a pedir pintas de Guinness, esto no hay quien lo pare.

Nos ponemos en una esquina del bar pero ella se muestra distante y altiva, nuevamente transmite esa sensación de conceder una gracia con su presencia y compañía, estirada en la silla con el cuello erguido, se mira pero no se toca...

Me pregunta cuántas tías me he follado desde el último día que nos hemos visto, se muestra inquisitiva en su estilo clásico de Fiscal del Distrito de película americana, ¿ordenó usted el código rojo?... el Pueblo contra Mr. Rific.

Tras mentir un poco (esta misma noche de sábado he quedado con una para "cenar" en mi casa) pregunto si sigue en contacto con aquel tipo de Madrid que se folló el año pasado... me dice que no, pero que hace poco conoció a través de Facebook a otro de Zaragoza con el que quedó un día para tomar café.

"Está en mi misma situación, casado, con dos hijos, hasta los cojones de todo... pero no pienso volver a verlo. Sólo nos besamos un poco, nada más", se explica.
No sé por qué pero la creo.

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La llaman un par de veces por teléfono y sale fuera a hablar. En una de esas me sobresaltan unos golpecitos en el cristal a mi espalda, es ella haciéndome señales para que le saque el paquete de tabaco... salgo y le doy un pitillo, lo enciende y se aparta unos metros para seguir la conversación en privado.

Me quedo en la puerta, se está bastante a gusto al sol, también prendo uno de esos cigarrillos tan "delicados"... entre calada y calada observo fijamente a mi disparatada acompañante, me sonríe con picardía, saca un poco la lengua mientras asiente con la cabeza a algo que le dicen al otro lado de la línea... suelto el humo por la nariz lentamente, absolutamente seguro de que esta vez sí me la voy a tirar.

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Regresamos al bar, acabamos esa pinta y pido otra ronda. La Fiscal del Distrito de repente se convierte en testigo de la defensa, nos besamos, gruñe un poco, finalmente cede... pago la cuenta, salimos del bar y sin necesidad de decir nada nos dirigimos a mi casa.
Son casi las tres de la tarde.

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Entramos en el piso y me dice que está harta de cerveza, que le apetece un refresco, saco un par de latas de bitter kas y vamos al salón.
Nos sentamos, abre su bebida, llena el vaso hasta arriba y posa la lata sobre la mesa dando un sonoro golpe. "¿De qué va?", pienso.

Brindamos con refresco y sin demorarnos demasiado pasamos a repetir sobre el sofá la escena de su anterior visita, más porno si cabe.


Me entretengo un buen rato con sus gloriosas tetas, ella se inclina sobre mi y me la saca, metiéndosela en la boca con ansia. Estiro el brazo para bajar la persiana de la ventana situada a nuestra derecha, el salón se oscurece y le quito las bragas sin que ella interrumpa su almuerzo.
Fundido en negro.

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La siguiente escena se desarrolla en mi cuarto. A diferencia de la otra vez sí se quita toda la ropa, sí se quita los zapatos, sí se tumba voluntaria en la cama...
Conecto la minicadena y pulso el play, dentro hay un recopilatorio de Led Zeppelin así que perfecto, subo el volumen a tope...

"¡Qué morro tienes!", me dice... "al final te vas a salir con la tuya..."
Hago como que no escucho, me subo sobre ella y se la meto entre las tetas...
"¿Esto te pone eh? -insiste, recuperando el tono previo a las cervezas negras- ¿cuántas veces has imaginado que me lo hacías eh? Confiesa..."
No digo nada, jamás he fantaseado con nada parecido, será mejor follar cuanto antes porque me temo que los efectos del encantamiento están desapareciendo a toda velocidad...

Me levanto por un preservativo, me lo pongo y ella se queda rígida en la cama, me pregunta un par de veces si los condones son de buena marca, no vayan a estar rotos, que me asegure de ponerlo bien... subo más el volumen de la música.

Entro en ella y comienza a mirarme fijamente, aprieta los dientes... "¿pero qué estamos haciendo? -susurra- no, esto no debería estar pasando..."

Hasta aquí, mi paciencia alcanza su límite.
"¿Pero qué coño quiere esta chica?", pienso mientras embisto...
El proceso del Pueblo contra Mr. Rific queda visto para sentencia y de seguir así pintará casi tan mal como en las seis citas anteriores... no obstante aún dispongo de un instante para mi alegato final.

Decido cortar por lo sano, no molestarme lo más mínimo en prolongar el polvo, no administrar ni un segundo de placer extra a la pobre Madame Bovary... pongo la directa sin más miramientos, acelero el ritmo y me corro en un suspiro.

"¿Pero yaaaa?", exclama Ana Karenina...
"Ya ves, se ve que tenía tantas ganas acumuladas de estos meses que no he podido contenerme", digo mientras salto de la cama camino del WC para lavarme.

No falla, apenas un minuto después regreso a la habitación y ella se ha vestido casi del todo... "NO, NO -se repite en voz alta- ESTO NO ES LO QUE YO QUERÍA QUE PASARA..."

Va al salón y enciende un cigarrillo. Me visto y me ofrezco a acompañarla a la estación. Caminamos por la calle y de vez en cuando me mira con gesto sumamente decepcionado, finalmente no se reprime y suelta: "joder tio... ¡es que no has durado casi nada!"
"Con el segundo suelo tardar un poquito más -digo encogiéndome de hombros- pero no has querido quedarte para comprobarlo"

Nos despedimos antes de llegar a la estación, nos damos dos besos en las mejillas.
En su gesto se lee claramente que no tiene intención de volver a verme jamás...
"SÍ, SÍ -me repito yo ahora, también en voz alta, camino de casa- ESTO ES JUSTO LO QUE YO QUERÍA QUE PASARA"

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Ya en casa me preparo un sandwich de jamón y queso, me ducho, duermo una larga siesta, cambio las sábanas y a eso de las nueve recibo la visita de la chica con la que inicialmente había quedado.


Antes de cenar vamos a la cama y mientras se desviste, al dejar sus abalorios en la mesita de noche exclama: "¿Y esto qué es?"
Giro la cabeza y veo sobre el radiodespertador los pendientes de la adúltera...

"No sé, serán de mi hermana", digo... por suerte esta chica no sabe que soy hijo único, aparentemente se lo cree y no insiste.

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Ha pasado el tiempo desde aquello y los pendientes siguen guardados en un cajón de mi escritorio.
Un par de días después del incidente, la dueña me escribió un correo diciendo que los había echado en falta, pero tras saber que efectivamente estaban en mi poder jamás los reclamó de vuelta.

Recuerdo que durante un par de meses conservaron el olor de su perfume.


viernes, 6 de diciembre de 2013

ADULTERIO - 2 - (Combustión Espontánea)

(Viene de la entrada anterior - pinche AQUÍ para verla)

ABRIL: Durante casi tres meses ella desaparece, apenas asoma un par de veces por el messenger y las conversaciones no se extienden más allá de quince apresurados minutos.

Una mañana me dice que tiene que venir a la ciudad a echar unos curriculums, que podríamos quedar para una cañita... propongo vernos en la última esquina de la calle donde tiene que dejar sus papeles, cuando aparece (oculta tras sus enormes gafas de sol, de "riguroso" incógnito) hace un mal gesto y sin detenerse murmura a mi lado: "vernos aquí en pleno centro, qué locura, estoy chiflada..."

La llevo a un bar discreto, nos ponen una tapita con las cañas pero ella nada más verla dice: "cómete tú eso, qué puto asco".
Charlamos, me cuenta la misma historia de siempre, que su situación en casa no mejora, etc... intento acercarme un par de veces pero no se muestra receptiva.
Pide una segunda ronda, vuelve a rechazar la tapa... vuelvo a arrimarme y me para los pies. "No he venido a eso", me dice.

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Tiene que pillar el bus de vuelta a su pueblo, la acompaño (atravesando calles secundarias, por supuesto) hasta la estación. "Aún es pronto -dice, antes de llegar a la puerta- tomemos otra en ese bar de ahí..."

Entramos, ella se acerca a pedir a la barra y yo voy al WC. "Vaya tía", pienso durante ese par de minutos de intimidad.


Regreso al bar y descubro que me espera sentada en una esquina con dos cañas sobre la mesa, está escuchando música en su MP3.
Me siento y me pasa uno de los auriculares... me pone sus canciones favoritas de siempre, todo rock más o menos clásico, una de Led Zeppelin, otra de Pearl Jam, Poison... parecemos adolescentes cada uno con un casco, pero la escena tiene ventajas, me doy cuenta de que por fin estamos a la distancia adecuada.
Al poco de empezar "we're not gonna take it" de Twisted Sister me giro hacia ella, agarro su barbilla con la mano y empiezo a besarla... ella se entrega totalmente en el beso, de hecho el magreo prosigue durante tres canciones más.

Se levanta a pagar y nos despedimos en el bar, ella sale para la estación y yo en dirección contraria, me echa una última mirada desde la distancia, llena de picardía... "hija de puta", pienso.

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AGOSTO: Transcurre bastante tiempo, alguna vez me manda correos pero son intrascendentes, anecdóticos.
Le cuento que algun día de verano estaré solo en casa pero reacciona mal, dice que ni de coña pondrá los pies en mi casa, que si estoy loco o qué...

Un viernes intercambiamos unas cuantas frases y me dice que al día siguiente tiene que venir por la mañana a hacer unos recados, que molaría vernos y esas cosas... dejo que ella elija el lugar, no quiero que su primera frase al verme contenga alguna palabrota.

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Llego puntual a las once de la mañana al sitio convenido, ella aparece con casi veinte minutos de retraso sujetando una bolsa de El Corte Inglés.
Me dice que tiene que dejar un curriculum de su marido en un sitio ahi cerca... "¿sabes? Ahora estoy a ver si mi marido se viene a currar por aquí y así me deja más traquila...", explica.
Después de hacer el recado pregunto qué planes tiene, si su tren o bus sale pronto, si nos da tiempo a tomar algo rápido o no... ella enciende un cigarrillo y me dice que no tiene ninguna prisa, que nos vayamos de cañas.

Propongo uno de los habituales bares oscuros y apartados pero ella no quiere, de hecho propone que nos sentemos en una céntrica terraza... vamos a cruzar por la avenida "prohibida" de la anterior cita y cuando le comento si no le importa dice que no, que no pasa nada... algo me huele raro, tanta despreocupación así de repente no me parece normal.


Durante la caña en la terraza sigue mostrándose altiva, fuma un cigarrillo tras otro, tengo la sensación de que está conmigo haciendo tiempo antes de acometer algún otro plan más importante... para salir de dudas decido no perder más tiempo: "¿tomamos otra en algún lugar menos concurrido?"
Ella acepta y para mi sorpresa no quiere ir a las cercanías de la estación, quiere ir al CENTRO.
"He dicho en casa que no me esperen a comer así que...", dice, dirigiendo sus pasos hacia la zona donde vivo.

"Aún existe una oportunidad si juego bien mis cartas", pienso, tocando en mi bolsillo el llavero de casa, hoy vacía y a mi entera disposición...

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Quiero llevarla a cierto bar pero nada más verlo lo veta. "Ahí al lado viven unos amigos de mi marido", dice...
Vamos a otro y caen tres rondas con sus respectivas tapas que, siguiendo la tradición, ella religiosamente rechaza.
"¿Con quién se supone que estás comiendo en la ciudad?", pregunto... "Con una amiga", contesta.

Ya que sale el tema de la amiga me cuenta cosas de ella, por lo visto ese mismo verano la susodicha había conocido a un chico de Málaga a través de Badoo y tras apenas chatear dos días él se plantó aquí y pasaron juntos el finde follando sin parar... después se volvió al sur y si te he visto no me acuerdo.
"¡Qué escándalo!", asiento, sin poder evitar una sonrisa maliciosa... vamos un poco pedo y la conversación al hilo de la experiencia de su amiga deriva en temas sexuales o cachondos, cinco minutos después estamos besándonos y cuando propongo que suba un rato a mi casa acepta sin inmutarse.

Recogemos y nos ponemos en marcha, según caminamos por la calle y comienzo a divisar mi portal ni me lo creo.

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Me quedo quieto en el ascensor, controlo el ansia. Entramos en casa y ella saca un cigarrillo, se extraña cuando le prohibo encenderlo pero en su lugar saco dos latas de Mahou Clásica del frigo así que no protesta demasiado.

Conecto la radio en el salón, Rock FM, la sesión arranca de lujo con "Don't Cry" de Guns n'Roses... nos echamos sobre el sofá, brindamos y sin perder demasiado tiempo me pongo sobre ella.
Tras cuatro citas de erotismo light en rincones demasiado públicos por fin puedo sacarle las tetas del vestido, hundir mi nariz entre ellas, saborearlas a conciencia...

Propongo ir mejor al dormitorio, asiente con la cabeza y caminamos los últimos calenturientos metros hacia el cadalso.

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Nada más entrar lo primero que hace es correr hacia mi armario y abrirlo de par en par... ¿de qué va?
Mira la ropa, ve unos discos de vinilo que tengo, agarra un viejo LP de George Michael y se descojona en mi cara, me llama "moñas".

Pongo su CD favorito de Pearl Jam. "¿No vas a inspeccionar si hay micrófonos debajo de la cama?", digo mientras la arrastro hacia el catre... intento quitarle el vestido pero no se deja, prefiere tenerlo puesto, no se quita ni los tacones...


"No sé qué es lo que quieres hacer pero creo que te estás equivocando", me suelta... tengo uno de sus pezones en la boca así que me hago el loco... me quito el gayumbo, estoy completamente desnudo y ella no ha perdido ni una sola prenda desde que entró en la casa, pierdo por goleada... aparta mi cara de su pecho y resopla, agacho la cabeza hacia su entrepierna, ella se agarra el elástico lateral del tanga para que no se lo quite pero no puede impedir que desplace a un lado la parte delantera y empiece a comérselo... finalmente se deja llevar, gime, grita, el tanga desaparece del todo, "el gol del honor".

Asciendo en busca del remate final, pero después del éxtasis muda el gesto, ni siquiera el subidón de "Even Flow" consigue convencerla... ¡Dice que no quiere follar!

Empieza a chupármela, imagino que para aplacar mi contrariado asombro... lo hace de maravilla, debo reconocerlo.

De repente echo un vistazo panorámico: el radio-despertador de la mesita de noche marca las 16:47, voy bastante pedo, Pearl Jam tronando en estéreo y una chica con el vestido y los tacones puestos me la está mamando sobre la cama... peli porno de bajo presupuesto, ya disponible en VHS, Betamax y 2000, última estantería a la izquierda en el Bazar chino de Li.

La chica se recrea en la faena, me entran ganas de cantar a los cuatro vientos los coros de "Jeremy"... he bebido tanta cerveza que me resulta imposible correrme, ella no para... de repente pienso en el LP de George Michael, me lo regalaron de niño el día de mi cumpleaños en 1990, es un disco cojonudo, no soy ningún moñas...

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Finalmente se cansa y para, yo sigo con mi subidón sin final feliz... se incorpora, dedide que ya es hora de mirar los horarios del tren, hay uno a las 18:00... "necesito fumar, ¿me dejas encender uno aquí o salimos?"

Me levanto de la cama, busco mi ropa con la mirada, me pongo el reloj... "salimos", digo.

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Haciendo tiempo antes de pillar el tren aprovecho para ir a un supermercado y comprar algunas cosas, ella me acompaña y en una de las esquinas, junto a la sección de lácteos, nos pegamos un mini-lote, el último de la jornada... después ella se va a la estación y yo vuelvo a casa.

Me rugen las tripas, tengo un hambre bestial, "en cuanto llegue a casa me voy a preparar una super hamburguesa doble... o triple", pienso... aunque la principal prioridad, dadas las circunstancias, quizás sea masturbarme.


-CONTINUARÁ-     (Pinche AQUÍ para leer el desenlace)