martes, 24 de junio de 2014

OHIO - La mejor defensa

Primera hora de la tarde, caminando por la calle hacia el curro. He salido un pelín tarde de casa, mi paso es tan acelerado como animado mientras escucho en los cascos (a todo trapo) el último CD de Pharrell Williams.
Adelanto a dos chicas muy rubias de aspecto extranjero y cinco segundos después una de ellas echa a correr y me aborda por detrás tocándome el hombro.
"Perdón -dice con acento inconfundiblemente norteamericano- ¿puede decirme usted dónde está universidad por favor?"

"¿La universidad?", me extraña la pregunta porque la facultad más cercana no podría estar más alejada de este lugar.
"Sí, la universidad... -añade poco convencida de sus palabras en lo que su clon rubio/albino se aproxima- puedo leer ESO en su... ahí... -señala con el dedo mi carpeta- ...Universidad, ¿no?", ambas coreografían una sonrisa tan amplia como sospechosa. 
Ah, ya caigo... mi carpeta es una de las miles que cada año reparten en las facultades luciendo bien grande el nombre y emblema de la institución. No obstante no tienen pinta de ser Erasmus despistadas, algo no cuadra.
"You mean... my folder?", pregunto.
"Oooh, you speak english!!! Where are you from?", pregunta la primera rubia, ambas se miran sorprendidas y sonríen aún más.

Contesto que soy de aquí y ellas reiteran su (fingida o no) sorpresa... me felicitan por mi pronunciación, les pregunto qué universidad es la que buscan pero no saben qué decir, les da lo mismo... descubro en la solapa de una de sus chaquetas un pin dorado con un símbolo extraño, en otra una chapita con el nombre de JESUS en letras destacadas... ¿cómo no lo he visto antes? Su pregunta es tan solo una excusa para captar mi atención y a continuación soltarme su discurso evangélico.
La mejor defensa es un buen ataque, decido tomar la iniciativa.



Pregunto de dónde son, "Ohio", responden a coro... sigo curioseando para que me digan cómo es que de entre todas las ciudades del mundo han podido acabar en la mía. Dicen estar aquí "en una misión" y se señalan los símbolos de las solapas.
Antes de que profundicen en su incipiente sermón lo interrumpo, confieso no estar interesado en su mensaje y les deseo que pasen un buen día... pero la primera rubia no lo deja estar, cuando hago ademán de seguir mi camino me agarra del brazo, sugiere que yo podría estar interesado en hablar inglés con alguien nativo, que ellas podrían ser la gente adecuada...

Me suelto de su garra mormona, contesto que me hago una idea de cuál sería el tema de conversación en esas reuniones... pero ellas insisten en que no, que hablaremos de lo que yo quiera.

"Empecemos ahora entonces", doy un paso adelante. Les pregunto cuánto llevan en la ciudad (recién llegadas, apenas dos días), si tienen novio (se miran mosqueadas, contestan que por supuesto que no), me ofrezco para salir con ellas si quieren, propongo que vayamos a algún bar el próximo fin de semana, que las bebidas corren por mi cuenta, les digo que me gustan, que son un tipo de chica muy poco habitual por esta zona y me siento atraido por ellas... se miran confusas, esta vez no pueden fingir, su cara es un poema... "lo que no sé es cual de las dos me gusta más la verdad, pero eso lo averiguaremos la primera noche que quedemos si no os importa, tampoco me parecería mal que fuerais vosotras quienes eligiériais..."

Reculan, se acabó eso de agarrame del brazo, quieren decir algo pero no les salen las palabras... saco el móvil y les pido el número... la primera de las rubias comienza a disculparse e improvisa excusas para seguir su camino, mi primera reacción es la de divertirme atosigándolas un poco más, no dejarlas huir tan fácilmente, pero no puedo entretenerme más tiempo...
Acepto sus disculpas, ponen pies en polvorosa y cuando una de ellas se gira para comprobar que no las estoy siguiendo agito mi mano saludando y exclamando: "Good luck with your mission!!!"

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En el mes siguiente me he cruzado con ellas dos veces por la calle. La primera cambiaron de acera nada más divisarme a lo lejos.
La segunda ocasión ha sido esta misma mañana.
Ambas caminaban sonrientes con su uniforme misionero de verano, sus sandalias, etc... Cuando la más mandona me descubrió dio un ligero codazo a su compañera y agachó la cabeza; la otra me aguantó la mirada hasta que me llevé el dedo pulgar de la mano izquierda a la boca y lo chupé con gesto lascivo.
Oh mercy!!!


viernes, 13 de junio de 2014

"Leer entre líneas"

Estoy distraido viendo el DVD de "Up in the air" que recientemente conseguí a través de la edición dominical de un periódico. Cuando acaba miro el móvil y descubro un inesperado sms de Catalina: "Stoy en tu ciudad hasta mañana, x la mañana stas operativo para tomar algo? No tengo wifi"
"Así es como suele empezar todo", pienso.
Lee entre líneas y acertarás.

No veo a Catalina desde una escapada madrileña en enero que tuvimos que pasar la noche juntos. Sí, follamos, pero había camas separadas y cada uno durmió en la suya... con eso está dicho todo.

¿Complicaciones? Sobre todo tres:
- tengo un compromiso laboral por la mañana y ando MUY pillado de tiempo.
- no sé si me apetece ver a Catalina.
- esta noche es el tercer partido de la final de la NBA entre Miami y San Antonio y pienso verlo en directo a las tres de la madrugada... mañana estaré poco despejado para ciertas cosas...

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Llamo a Catalina a las once de la noche, si de casualidad anda por ahí y le apetece quedar ahora mejor que mejor, pero no me contesta... pruebo de nuevo a las once y media, silencio.


Me acuesto a las 0:00, el despertador suena a las 2:53. Me choco con las paredes por el pasillo camino del salón, suena el himno estadounidense, me preparo el primer colacao de la madrugada, enciendo el móvil y tengo otro sms: "acabo salir del cine. Magneto es diosss!!! jajaja. Ahora a dormir"
Entre canastas, rebotes y anuncios del Taco Bell estudio las opciones de mañana...

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Me acuesto a las 6, me levanto a las 8:35, salto a la ducha y mientras preparo el desayuno adelanto mi compromiso laboral y quedo con Catalina a las 12:30.
Nada más verla recuerdo mi sensación durante la despedida madrileña, lo que entonces fue alivio ahora es zozobra.

Me pide que la acompañe a la estación de tren para sacar su billete de vuelta a casa, la operación nos retiene en una pesada cola hasta la una del mediodía... "aún no he desayunado, ¿vamos a tomar algo?", dice.
Pasamos delante de un bar al que fuimos una vez hace años cuando nos conocimos, yo no me acordaba de la anécdota pero ella sí: por lo visto ella tenía que pillar de madrugada un bus para su ciudad y gracias a que la acompañé a la estación (y hablé con el chófer) consiguió subir a bordo... si me hubieran preguntado a mí habría dicho que nos dijimos adios en la puerta de aquel bar pero mira de lo que acaba enterándose uno.

Pedimos su desayuno (para mi un café largo negro americano y un pincho de tortilla) a las 13:30.
Viene de pasar unos días de vacaciones en Cataluña y se lo ha pasado genial, me cuenta algunas anécdotas curiosas y yo le pongo al día con mis novedades... tengo demasiado sueño, todo sucede como a cámara lenta.

Miro el reloj, a las tres de la tarde tengo que ponerme de nuevo en marcha para currar, antes debería comer algo más consistente que ese pincho, se me está echando el tiempo encima. Me cuenta que el mes pasado ha fallecido un tío suyo, suspira y apretando el puño dice que "la vida hay que vivirla"... aprovecho lo apropiado de la línea para inclinarme y decirle que esta mañana estoy solo en casa, que si le apetece podríamos subir un rato y "vivir la vida" tomando allí la siguiente.
Acepta sin pestañear, incorporándose del taburete a toda velocidad. Leer entre líneas...

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Entramos en mi casa, deja su mochila en el pasillo, me pide agua fría así que entramos en la cocina y nos servimos sendos vasos... está muy sofocada, me dice que tiene muchísimo calor y comento que hace la temperatura perfecta para quitarse la ropa.
Doy un paso al frente y ella me besa. Nunca me he podido acostumbrar a su manera de besar, saca la lengua a pasear fuera de la boca y te acribilla a lametazos... la empujo hacia el dormitorio y allí me pide que ponga música, saco un CD que a ella le gusta y nos desvestimos.



"No tenemos demasiado tiempo", digo curándome en salud pensando ya en la despedida antes de metérsela siquiera.
Estamos desnudos y naturalmente me excito, había olvidado sus extraños besos pero recuerdo perfectamente el mal sabor de su sexo así que esta vez ni hago intención de probarlo.

Ella grita bastante y el cabecero de la cama se golpea violéntamente contra la pared, estiro el brazo (sin salir de ella) hacia la mesita de noche para alcanzar el mando a distancia y subo el sonido de la música en la minicadena...
De repente caigo en que anoche mi último pensamiento antes de acostarme fue que tendría guasa si al día siguiente Catalina estuviera ahí mismo conmigo follando... pero no consigo evadirme del todo así que no tardo demasiado en correrme. Ella me recrimina haber terminado antes que ella, yo me incorporo y canto el estribillo del tercer corte del CD que retumba en mi cuarto.

Nos recostamos, miro el reloj de la mesita de noche y pienso que hay tiempo para echar otro... pero pasan los minutos y la puta naturaleza a veces es demasiado sabia. Mi mente y mi polla se alinean en un perfecto eclipse poniéndose de acuerdo en dar la fiesta por terminada. Hagámoslo oficial: Catalina no me gusta.

Diez minutos después estamos vestidos y salimos de casa. Yo me piro al supermercado a comprar una baguette y ella va al encuentro de su prima para comer juntas antes de pillar el tren a casa.
Me dice adiós risueña.
Son las 14:40 y apenas tengo tiempo antes de regresar al curro, pero nunca me ha importado comer rápido de bocadillo... si es por una buena causa.

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Al mediodía siguiente recibo un inquietante mensaje de Catalina: "Somos lo suficientemente maduros y sensatos como para mentirnos a estas alturas, verdad? Solo quería saber si serías capaz de hacerme alguna putada?No pregunto con segundas, tranquilo, tiene una explicación"

Contesto que no, que no le haría ninguna putada pero me gustaría saber a qué se refiere exactamente. Su relato no tiene desperdicio.
"Es que parece que la gente está perdiendo los papeles con los móviles y cámaras, webcams...y al ir a tu casa me agobié un poco, no deja de ser tu espacio y tú lo controlas"
Contesto que lamento que se sintiera intranquila, que imagino que habrá tenido una mala experiencia al respecto recientemente... y me contesta que sí, que algo le ha pasado pero que por suerte la cosa no llegó a mayores, aunque le hizo mucho daño.

"Nos conocemos desde hace tiempo y creo que hay confianza, ¿no?", añade.
"¿Entonces no se trataba de ninguna proposición para que en caso de vernos de nuevo grabar un vídeo casero?", contesto procurando quitar hierro a la conversación, carita sonriente al final de la frase.
"No, no, ni de broma!!!", concluye.

Lo que son las cosas, yo pensaba que estaba dando vueltas a la brevedad de nuestro revolcón y su miedo (infundado) era que la pudiera haber grabado en la intimidad.
Leer entre líneas es lo que tiene.


domingo, 1 de junio de 2014

NOSTALGIA... MAL ENTENDIDA

Hace poco se ha cumplido un año de uno de los sucesos más locos e irreverentes narrados en este blog, el de cierta mañana de mayo en la que quedé con una chica para tomar café y (resumiendo) la cosa se lió de tal manera que mi bragueta (de repente) cedió y su cabeza acabó bajo la mesa del bar, etc... el incidente al completo puede leerse pinchando AQUÍ.

El caso es que la semana anterior al "aniversario" pillé un autobús que pasaba justo delante de la puerta de ese bar. Según se acercaba a la esquina del local me vino a la memoria el jugoso episodio y sonreí: "no estuvo nada mal aquello -pensé- vale que la chica no me gustaba demasiado pero... no estaría nada mal hacer un revival de aquello. Cuando llegue a casa la escribiré un mensaje para ver qué tal está (hace meses que no sé nada de ella) y si suena la flauta quizás se le haya pasado el cabreo por mi última espantada... a lo mejor conseguimos quedar otra loca mañana..."


Fue pensar aquello y detenerse el bus en el semáforo frente al bar. Aún sonriendo observé la puerta y de repente lo vi. La chica en quien estaba pensando salía sujetando un café, con paso lento y mucho cuidado, con miedo a derramarlo... a su lado iba un tipo con otra taza imitando la delicada maniobra. Se sentaron en la terraza y encendieron sendos cigarrillos.

Cancelé la misión del mensaje. No por verla con otro chico (eso me trae sin cuidado) sino porque nada más verla recordé las razones por las que me alejé de ella.

La nostalgia es sumamente traicionera. Pasan los meses y uno a veces solo recuerda las partes dulces olvidando el regusto amargo.
Por suerte volver a verla a través del cristal del bus me ahorró el trance de tener que hacer ese incómodo descubrimiento en persona, cuando ya fuera demasiado tarde...
Eso sí, cuando arrancó el bus no pude evitar seguir sonriendo: "tomando el café en la terraza en plena calle... a ese chico seguro que no se la chupa"

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Han pasado ya más de tres años desde la última vez que vi a la salvaje, tatuada y morbosa  protagonista de otra célebre entrada de este blog. "Tu cabeza por debajo de mi cintura ni de coña, ¿vale?" -Confesiones en la Cama (2ª Parte)"

Si dijera que la he echado de menos en este tiempo mentiría, pero debo confesar que hace un par de semanas me vinieron a la memoria ciertos detalles de nuestra historia y no pude evitar excitarme.
Pensé en escribirle, pero lo último que supe de ella es que tenía pensado emigrar a su Andalucía natal... a pesar de la excitación finalmente no escribí, se impuso la pereza.
Su cuerpo desnudo, su habilidad en la cama, su lenguaje obsceno, sus tatuajes y piercings estratégicamente ubicados... en ningún momento me vino a la mente lo problemática que era aquella chica. Picha dura no cree en Dios. Dios bendiga la pereza.


Lo gracioso es que la semana pasada fui a un concierto de rock con un par de amigos y una de las veces que fui a la barra para pedir un cachi de cerveza la vi en el fondo del recinto. Abrazada a un chico de aspecto patibulario, acaramelados.
Creo que me vió, pero se hizo la loca.

Nuevamente fue una suerte verla.
La nostalgia es sumamente traicionera. Pasan los años y uno a veces solo recuerda las partes dulces olvidando el regusto amargo.
Eso sí, de vuelta al lugar donde estaban mis amigos no pude evitar preguntarme si en estos tres años y medio ella habrá pasado por lo mismo, si alguna vez se habrá excitado pensando en mi...