Tengo que ir a un sitio pero he llegado antes de lo previsto, para matar el rato entro en una sala de exposiciones.
El par de colecciones me resultan horribles, incomprensibles, sendas tomaduras de pelo... pero me quedo absorto contemplando un par de chicas preciosas que observan una de las absurdas piezas con gran interés.
Permanecen serias, comentan entre ellas algo moviendo las manos con gestos descriptivos... mientras, yo las observo fijamente de la cabeza a los pies, en caso de incendio tengo bastante claro qué par de obras de arte salvaría de la galería.
A la salida del museo me cruzo con otro par de guapas amigas que entran quitándose las gafas de sol, con gesto risueño y ademán cultural... creo que tengo que venir más (y sin prisa) a esta clase de sitios.
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Posteriormente, esa misma madrugada, voy camino de mi casa pero no tengo ni sueño ni ganas de volver.
De repente recuerdo una conversación que tuve a través de internet tres días atrás con
Carmen, la protagonista de la reciente entrada "
Recién Divorciada / Chocolate Blanco": en ella me decía que últimamente había estado pensando en mi, que le apetecería tomar algo un día de estos...
Deduje que su historia con el chico senegalés habría pasado a mejor vida pero ni siquiera saqué el tema, ¿para qué? No podría importarme menos.
Me dijo que quizás este finde no tendría a los hijos en casa, que a lo mejor se largaría del pueblo para salir de fiesta por mi ciudad... así que agarro el móvil y envío un
sms preguntando si está por el barrio y (en tal caso) si le apetece quedar.
Un minuto después me llama, me dice que sí, que está cerca, que va con un par de amigos, que me acerque a cierto pub y alli nos vemos.
¿Un par de amigos? Bueno...por ir y ver qué se cuece no pierdo nada.
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Ni siquiera entro en el bar, me la encuentro fuera, fumando en la puerta con dos chicos, me los presenta... "
Llegas a tiempo, nos vamos ya, ahì dentro hay un ambiente un poco raro... ¿te vienes no?", dice guiñándome un ojo, pisando con el tacón el cigarrillo.
Observo al par de chicos, calculo que serán de la misma edad que Carmen, treinta y un años como mucho... son poco habladores, empiezo a pensar que proceden del mismo chat donde ella me conoció, mi imaginación vuela.
Vamos a un bar cercano, los tres piden un cubata y me miran mal cuando pido una "simple" cerveza. No le doy importancia, estoy acostumbrado a ese tipo de gilipolleces.
Carmen va al servicio y empiezo a hablar con uno de los chicos, llevo mi camiseta de
The Ramones y dice que le gustan bastante, pero que lo suyo es más el heavy metal... nos enfrascamos en una interesante charla musical mientras el otro chico permanece callado dando vueltas a su copazo con una pajita.
Carmen regresa, susurro a su oído qué intenciones tiene, si habría posibilidades de fugarnos en algún momento... ella da un trago a su bebida y me dice que sí, que en cuanto acabemos esta ronda los despacha diciendo que está cansada y que se va conmigo porque le presto el sofá para dormir... "
porque me lo prestas ¿verdad?", balbucea con tono pícaro.
Se ve que en nuestra conversación de días atrás comenté que hoy estaría solo en casa, no da puntada sin hilo... "
claro, cuando acabes vamos", cierro el trato.
Carmen comienza a alardear de lo borracha que está, de las castañas que se cogía en el pueblo cuando era peñista, entre trago y trago se queja de lo poco que ha podido salir estos años encerrada en casa con el muermo de su marido... cada minuto que pasa su numerito de mujer fatal es más insoportable, sus dos "amigos" aguantan el chaparrón sin pestañear, yo aprovecho para dar un paseo por el bar y contemplar el panorama.
Carmen tontea con el más callado, él sonríe y se acelera... Carmen se trastabilla, casi se le salen las tetas del vestido, aprovecha para presumir de ellas y del resto de su palmito... los dos palmeros la jalean.
Regreso al grupo y retomo la conversación con el rockero, ahora me habla de
Megadeth, de
Morbid Angel, de
Pantera... Carmen se pone a bailar una canción y se acerca a mi, yo sigo de pie hablando de grupos cañeros con ese chico, sin alterar mi gesto, en lo que ella arrima su culo a mi entrepierna, frotándose... yo confieso que el "
cowboys from hell" es uno de mis discos preferidos cuando me pongo a correr sobre la cinta en el gimnasio, lo digo mientras deslizo una mano por detrás de la cintura de Carmen acariciando discretamente el exterior de su teta izquierda.
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Salimos los cuatro del bar, ellos creen que vamos todos juntos a otro garito pero yo me encargo de encaminar los pasos del grupo hacia mi casa.
De camino ella tontea con ellos, los pone cachondos con sus comentarios, busca seducirlos hasta la última esquina antes de la ruptura de la manada.
No me gusta nada ese rollo suyo, sabe que dentro de unos minutos estará conmigo y se empeña en representar con esos dos pobres diablos el papel de gran vedette del
Tropicana.
Cuando les dice la excusa barata de que se pira porque está reventada y viene a mi sofá tan solo el rockero pilla de qué va el asunto, el callado se queda con cara de chasco... nos despedimos, un minuto después entramos ella y yo en mi portal.
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Llamo al ascensor y nos besamos. Son las 4 y media de la madrugada. Entramos en casa y ella va directa al servicio... yo enciendo dos luces, la del salón y la de mi habitación.
Cuando ella sale lleva los zapatos de la mano. "
Como no sé lo que prefieres -digo señalando ambas direcciones como un azafato de vuelo-
he habilitado tanto el sofá como el cuarto"
Ella señala el salón, en cuanto entramos ella apaga la luz y sin tan siquiera llegar al sofa, ahí de pie, empieza a besarme con fiereza... aprovecho para meter la mano debajo de su vestido y desnudarla, ella me quita la camiseta y lo demás, en apenas cinco segundos nos hemos desnudado del todo... observo el debil reflejo de su espalda y su trasero en el espejo del recibidor; mi cara, con todo su lapiz de labios rojo corrido por mi morro me da un aspecto siniestro.
"
Será mejor ir a la habitación", digo... ella obedece y camina delante de mi haciendo eses por el pasillo, chocándose contra una mesita y después con el marco de mi puerta.
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Se deja caer sobre la cama, yo me quedo de pie recogiendo un par de libros que están tirados por el suelo y ella se lanza hacia mi polla.
La mamada que me hizo mes y medio atrás en aquel bar fue mítica (por lo arriesgada) pero ésta va camino de superarla.
Me recuesto junto a ella buscando su entrepierna y comenzamos a darnos placer oral simultáneo... una carrera feroz en la que ambos llegamos prácticamente empatados a la meta.
A continuación follamos y mientras se la meto me susurra al oído
lo
mucho que estaba deseando que se lo hiciera... no presto atención a nada
de lo que dice, apenas hace un mes me decía que ella no era de las que
se acostaban así sin más con un chico, que me había equivocado con ella
si pensaba conseguirlo... es la misma Carmen que esta misma noche ha
salido con dos chicos del chat a saber con qué intenciones...
Acabamos el polvo y le pregunto por esos chavales de antes, se muestra enigmática: "
Son amigossss, sin mássss", afirma, sonriendo con malicia.
Si pretende ir de misteriosa o darme celos lo lleva claro.
"
Pues no sé si se habrán llevado una decepción al verte marchar de esta manera", comento... "
Bah, ¡que les den!", sentencia.
La Diva sigue haciendo de las suyas, me agota.
También pregunto por el senegalés, "
Ya no hay nada de nada, sí, vale... era muy cariñoso y eso, pero tenía demasiada prisa por meterse en mi casa, eso no me gusta un pelo... oye, ¿te importa que fume?".
A continuación hago un chiste acerca de las probables dimensiones del miembro viril del senegalés, una maniobra de distracción en lo que pienso cómo demonios me voy a librar de ella, me está cargando bastante su rollo prepotente.
"
Lo siento pero no, aquí no se fuma, solo puede hacerlo él", indico señalando mi poster de
Jack Nicholson, donde sale cigarro en mano.
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Me dice que sigue muy pedo, sugiero que las más modernas técnicas de reanimación etílica recomiendan como mínimo dos polvos para recuperar la sobriedad... ella se ríe y no protesta mientras me coloco detrás y se la meto sin más miramientos.
Un rato después se nos ha acabado la conversación, miro al techo en busca de inspiración y ella pronuncia las famosas palabras "
¿en qué piensas?".
Miento, en vez de decirle "
en cómo echarte de mi casa" digo que estoy muy cansado, que ha sido un día muy largo, que son casi las 6 y dentro de poco tengo que ir donde mis tíos...
Entonces va y me dice: "
pues nada, duérmete aquí conmigo hasta mañana..."
No sé por qué pero me pongo de especial mala hostia, me acuerdo de su frase del senegalés, lo que le mosqueaba que se le metiera en casa, etc... sin más rodeos decido cortar por lo sano.
"
Sabes que eso no puede ser, aquí no puedes quedarte... -trato de maquillar la frase con un poco de falsa cortesía-
espero que lo comprendas y no te moleste"
Va tan borracha que le da lo mismo, no protesta, le pido que se quede
otro rato en lo que se le pasa la tajada... traigo una botella de agua y
le pegamos un buen tiento, aprovechamos para darnos un último revolcón y
veinte minutos después voy al salón para recoger el burruño de ropa que
habíamos dejado en el suelo, también sus pendientes, pulseras y el
paquete de Marlboro.
La acompaño hasta el lugar donde tiene aparcado el coche, la miro y no sabría decir si está recuperada o si sigue como una peonza... me cuenta que últimamente la han parado en varios controles a la entrada de su pueblo, pero que en esas ocasiones no había bebido nada.
"
No te preocupes -dice-
ahora creo que me voy a esa otra disco nueva que hay aquí al lado, que hasta bien entrada la mañana no cierran, jaja"
Nos besamos y sube al vehículo. "
Pues ya sabes, sales todo recto, haces el cambio de sentido y tomas el primer desvío a la izquierda... cruzas el puente y ahí tienes la disco", exclamo antes de largarme de ahì echando leches.
Conecto el mp4, me pongo los cascos y empieza a sonar "
Bitter Tears" de
INXS, subo el volumen y la voy cantando por la calle... regreso a casa, enciendo las luces del salón y compruebo que Carmen no se ha dejado nada tirado por el suelo, hago lo propio en pasillo, WC y mi cuarto.
Me doy una ducha, me cepillo los dientes y me acuesto. Las sábanas tienen un aroma particular, no del todo desagradable... tardo en dormirme, mi último pensamiento es para una de las chicas del museo, espectacular...
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Al mediodía siguiente enciendo el ordenador y veo un mensaje enviado por Carmen el día anterior, a eso de las 7 de la tarde: "
esta noche salgo si quieres una copa dame un toque"