lunes, 24 de septiembre de 2012

"ASIGNATURAS PENDIENTES" (the time of my life)

Fui un niño extraño. En el colegio yo no destacaba físicamente, no era el más lento en el patio pero en mi clase había por lo menos diez niños (y alguna niña) más rápidos que yo...
Cuando los dos "cracks" elegían al resto de niños para hacer sus equipos de fútbol, baloncesto o balonmano mi nombre era de los últimos en pronunciarse...
Cuando en algún cumple jugábamos al "conejo de la suerte" o "verdad, beso o atrevimiento" ninguna chica suspiraba por encerrarse conmigo en el cuarto oscuro...

Para colmo solía sacar las mejores notas de la clase, así que la aureola de empollón complicó más si cabe mi posición en la lista de éxitos escolar.


A lo largo de toda la EGB me llegaron a gustar bastante un par de compañeras, pero no me comí ni un colín.

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Fui un adolescente bastante capullo. En el instituto seguí sin destacar físicamente, fui suplente en el equipo de fútbol-sala de mi clase, en el de voleibol... solía consagrar mi ocio a la música, el cine y la lectura, dejando a las chicas en un plano ciertamente secundario... seguía sacando las mejores notas en algunas asignaturas jodidas y el tufillo intelectualoide siguió jugando (socialmente hablando) en mi contra.

A lo largo del BUP y COU me maté a pajas pensando en varias compañeras... y en el fondo creo que llegué a gustar a un par de tías tan raras como yo, pero tampoco con ellas conseguí nada.

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Fui un universitario imposible. En el ambiente super pijo que reinaba en mi facultad me convertí en el hombre invisible.
Las chicas seguían sin protagonizar mi tiempo libre y ninguna compañera hablaba conmigo más allá del intercambio de apuntes o de cigarrillos nerviosos a la puerta de exámenes... lógicamente seguí fantaseando con alguna alumna pero el caso es que me saqué la licenciatura sin liarme tan siquiera con una.

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Dicho de otra manera: mis primeros veintitrés años de vida en lo relativo a las compañeras de estudios se saldaron con un estrepitoso fracaso sexual.



Pero la venganza es un plato que según cuentan, se sirve mejor frío... así que unos pocos años después de mi última clase en la facultad conseguí abrir el congelador (una Caja de Pandora cerrada durante casi dos décadas) y saldar algunas cuentas pendientes.

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UNIVERSIDAD:
Cuatro años después de licenciarme coincidí en una fiesta con Marina, compañera durante el segundo curso en las clases de la tarde.
Nos pusimos a hablar y se confirmó mi teoría de la citada invisibilidad universitaria: ella no se acordaba de mi.

Un par de copas después empezamos a liarnos, más tarde en una oscura esquina de la calle, mientras metía mi mano dentro de sus bragas me sentí como el Conde de Montecristo.

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INSTITUTO: 
En cierta semana cultural del insti, una chica dos cursos por encima del mio (es decir, toda una mujer) actuó cantando a cappella una canción de Mecano.
Recuerdo que salió con un escote muy provocativo y ya antes de comenzar obtuvo una entusiasta ovación por parte del público masculino...
Observé aquel festival en una esquina apartada del salón de actos, con granitos en la cara y fantaseando con sus gloriosas tetas.

Catorce años después de la selectividad coincidí con aquella Ana Torroja pechugona en las fiestas de un pueblo.


Ni siquiera saqué el tema del instituto, habría sido inutil establecer una afinidad yendo por ahí pues nunca compartimos curso, clase, amigos ni orla... fue mucho más fácil atiborrarnos de Cutty Sark-Cola.

Cuando toqué sus tetas al final de la noche detrás de una barraca de feria sentí una descarga comparable a la de Carrie en el último baile del instituto...

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COLEGIO:
En la fiesta del colegio celebrada en 1988 se hizo una especie de festival en el gimnasio. Los niñitos estábamos sentados en colchonetas por el suelo y de entre todas las actuaciones recuerdo (especialmente) una en particular.
Varias niñas del último curso de EGB salieron en plan provocativo: muy maquilladas, descalzas y con prendas deportivas ajustadas... una de ellas pulsó el play en un radiocassette y comenzó a sonar el tema principal de Dirty Dancing: (I've had) the time of my life.

Comenzaron a interpretar una rudimentaria coreografía bastante simplona, pero recuerdo que en medio de aquella danza, observando el panorama (sobre todo a dos de las niñas), tuve algo parecido a una incipiente erección...

Veintitrés años y medio después de aquella mañana, conocí en una noche de San Juan a una chica pero sólo saqué de ella un par de lametazos y un número de teléfono.


Tres días después la llamé y quedamos para tomar un café. Me citó en un bar cercano a mi antiguo cole, ahí sentados comenté que estudié allí de pequeño y ella admitió entusiasmada que también pasó la EGB entre esos muros... empezamos a comentar anécdotas de los profes, las instalaciones, etc... y no sé por qué acabé mencionando los festivales anuales de la fiesta del cole, cuando tocábamos la flauta, cantábamos canciones ñoñas y "algunas incluso hicieron un baile de Dirty Dancing estilo Broadway".

"¿Te acuerdas de eso? ¡Qué fuerte, estuviste ahí ese día! No puedo creer que lo recuerdes...", exclamó boquiabierta.
Yo tampoco me lo podía creer... y es que a continuación me confesó que ella fue una de aquellas dirty dancers.

Después del café me la llevé a casa, caminando por la calle volví a tener la misma incipiente erección... y más tarde, en la cama, me sentí como Ben-Hur al ver mi venganza (dos décadas después) finalmente completada.


sábado, 15 de septiembre de 2012

"Solo en casa"

Es una de esas milagrosas y contadas tardes que mi familia se pira al pueblo a visitar a unos familiares... hablamos de tres o cuatro horas de soledad total en casa así que nada más conocer la noticia mi mente calenturienta se pone en marcha.

Conozco una chica que hace lo mismo: cuando se queda sola en casa me suele llamar para hacerle una "visita", una suerte de esporádico servicio telepolvo que sabemos llevar con relativo buen rollo.


No tengo demasiado tiempo para piruetas o cortejos así que la convierto en mi primera opción.... la llamo y (mostrando un gran fastidio) me dice que imposible, que (textualmente) "le ha venido la puta regla".

Lo siguiente es entrar en la agenda del móvil y rastrear de la A a la Z...

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Me llego por la D cuando (providencialmente) asoma por el messenger una perfecta candidata. Aunque su nombre empiece por M decido colarla, saludo y hablamos cinco o diez minutos antes de entrar en materia.

Me dice que no le importaría venir, que de hecho hace ya casi un año que no quedamos en ese plan y le molaría... pero esta tarde viene una amiga suya de fuera y ni puede ni quiere dejarla tirada.
Insisto en que no nos llevaría mucho tiempo, que intente organizarse, etc.
Me promete enviar un sms a las 16 horas confirmándome si puede escaparse un ratito.

No confío demasiado en que "M" pueda venir así que retomo la consulta de la agenda.
Llegan las cuatro de la tarde y no tengo noticias, mi familia está a punto de marcharse pero antes me envían a hacer unos recados así que salgo de casa cruzando los dedos para que suene la flauta.

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Pasadas las 16:30 recibo un mensaje de "M" excusándose, ha ido a comer con su amiga y ahora están con el café, no puede escaparse, bla bla bla...

Me detengo junto a un semáforo para echar el último vistazo desesperado a la agenda: la única persona que quizás se animara a venir es alguien un poco conflictivo, aún así asumo el riesgo y tras entrar en un supermercado marco su número.


La conversación es delirante, dedico la primera parte a excusarme por haber estado fuera del mapa tanto tiempo... la segunda a soportar un agresivo interrogatorio... la tercera a plantear diplomáticamente que dispongo de la casa durante un par de horas... la cuarta a recibir palos por haberla llamado con la única intención de echar un polvo rápido a domicilio tras meses sin hablar... la quinta a hacer oidos sordos a sus insultos limitandome a coquetear y recordar el par de buenos momentos que en esa misma cama pasamos el verano pasado... la sexta (parece que baja un poco la guardia), directamente, a regatear...

Ya casi la tengo convencida cuando me llevo la mano al bolsillo en busca de la cartera para pagar el par de cosas que me han encargado en casa... me dan el cambio y ya en la puerta de la calle, al devolver el monedero a su sitio me doy cuenta de que me he ido sin las llaves.

Justo en ese preciso instante percibo como al otro lado del teléfono la chica cambia definitivamente de tono y parece más dispuesta que nunca a tragarse el enfado y hacerme la visita, doce minutos de pura labor comercial telefónica tirados a la basura...

Me invento que tengo q colgar porque están llamando mis padres... dos minutos después vuelvo a llamarla para decirle que finalmente no se van así que lamento las molestias, etc.
Ella cuelga el aparato con cierta mala leche y yo me veo obligado a vagabundear durante las próximas tres horas.

Me encanta que los planes salgan bien...