lunes, 26 de julio de 2010

"Intermezzo"

Mañana salgo de viaje y estaré desconectado de Internet y el mundo (¿acaso hay alguna diferencia en estos tiempos que corren?) durante algo más de una semana… desaparecido en combate.

Sin embargo, como dijo el general MacArthur: "me voy, pero volveré"



P.D: Ignoro si allá donde voy tendrán Fantas para no perder la práctica...

domingo, 25 de julio de 2010

Temporada de Setas

Hace un par de meses quedé un sábado con una chica y la cosa resultó bastante decepcionante.
Primero: yo tuve que llevar el peso total de la conversación, ella no replicaba lo más mínimo y cuando se hacía el silencio su frase favorita (mirándome como las vacas ven pasar al tren) era "bueno, ¿y qué más me cuentas?".
Era lo que un viejo amigo mío describiría como "una seta".
Segundo: no le gustaba leer, su artista favorito era Bustamante ("está buenísimo", dijo, poniendo los ojos en blanco)... y sus dos grandes pasiones audiovisuales eran "Física o Química" y una telenovela de sobremesa en nosequé canal.

Nuestro encuentro fue a primera hora de la noche porque luego ella tenía planes, y casi me caigo al suelo cuando me explicó que había quedado con una amiga suya que "era muy sosa".
"¿Ah sí?" -pregunté maliciosamente- "¿qué es lo que le pasa a la chica? No me digas que no te aguanta el ritmo (ejem)..."
Y me contó (fue su intervención más larga de la velada) que cuando van juntas a los pubs o a la discoteca, su amiga saca el móvil y se pasa el rato dándole a alguno de los juegos del aparatito.



"¿Me estás diciendo que sois capaces de tiraros una hora (o más) en un bar... sin intercambiar palabra?", pregunté sorprendido... y ella respondió de la manera más coherente: asintiendo mudamente con la cabeza.

Fue entonces cuando lo comprendí todo: ¿cómo iba a ponerse la setita a charlar conmigo si ni siquiera tiene esa costumbre cuando sale con las amigas?

Miré el reloj. Sólo quedaban diez minutos para que cada uno tirara por su lado así que decidí saltarme todos los pasos tradicionales. Acercándome le dije: "Y cuando os entra un tío... ¿qué le decís?"
Ella encogió los hombros (pero sonrió) y susurró: "nada".
"Entonces yo tampoco te diré ni una palabra más", concluí... y la besé.
Hizo un amago de "cobra", debo admitirlo... pero su capacidad de reacción era tan limitada como sus dotes para la oratoria. Durante escasos segundos cedió, luego me apartó diciendo que se le hacía tarde y ya era hora de marcharse.

Al día siguiente, a través de las malditas redes sociales me dijo que salió "huyendo" porque tenía una especie de novio... el camarero de un bar en el que solía rematar los findes, con quien se enrollaba en cuanto cerraba el garito.
¿Por qué había quedado conmigo entonces? ¿Hay vida inteligente en la zona de fiesta?

El caso es que ella sentenció que no volvería a hacer algo parecido a lo de ese sábado. Vaya por Dios, mi corazón una vez más roto en mil pedazos, otra iletrada fan del Busta que se me escapa, ¡así no hay quien se case! snif, snif...

Caso archivado... hasta ayer.
Este viernes iba yo por una calle estrecha acompañado de una chica y en la puerta de un bar, hablando por teléfono, estaba la setita.
Ella no interrumpió la llamada, me saludó levantando las cejas y yo hice lo propio... creo que en ese preciso instante mi acompañante me pellizcó el trasero.



Ayer sábado me asoma por el messenger tras una larga temporada ausente y empieza a preguntarme si lo había pasado bien la noche anterior, si había ligado, etc... "pues sí, ya ves, de vez en cuando suena la flauta, etc..."
"Pues a ver si volvemos a vernos una noche de estas..." me suelta Madame Champiñón, así por las buenas.
"¿Pero tú no tenías novio, criatura?" (icono de sorpresa, carita amarilla con la boca abierta)
"Bueno, mientras no les digamos nada..."

¡Al loro con la mosquita muerta! En fin, no sé si habrá una segunda parte, tendré que meditarlo concienzudamente... y por supuesto dependerá de si tengo algún juego chulo instalado en mi Nokia...


P.D: Let me know when you're lonely baby...

viernes, 23 de julio de 2010

El Mate Pastor

Me gustó desde el primer día que la vi en clase.
Enseguida traté de acercarme a ella pero mis intentos de coqueteo siempre acababan boicoteados por cierto compañero que no la dejaba sola ni a sol ni a sombra.
La sometía a un marcaje tan intenso que comencé a llamarle, sarcásticamente, "el Pastor".
Pero no hay sistema de seguridad 100% perfecto... no me costó demasiado acabar consiguiendo su teléfono, mail y algún que otro dato de interés.

Ante la imposibilidad de estar tan siquiera un rato a solas con ella, casi dos meses después del inicio del curso cambié de estrategia: empecé a preguntarle si tenía alguna amiga que "me viniera bien", alguna chica que fuese "como ella", etc... y que me la presentase.
Todo esto, por supuesto, delante del Pastor.
-Pues yo creo que Nerea pegaría contigo –y mirándole, sentado a su lado, añade- no sé, ¿qué te parece a ti Nerea para Mr. Rific?
Como no podía ser de otra manera, juzgó que la tal Nerea y yo no pegábamos ni con cola... otro mote para la colección: "Perro del Hortelano".
Igualmente insistí en que le hablase de mí y si ella daba el visto bueno, pues "intercambiásemos tarjetas". La cabeza de alguien no dejaba de echar humo...



El caso es que no me debieron de hacer mala propaganda porque la tal Nerea accedió al contacto y nos intercambiamos un par de mails la semana siguiente.
En el último de ellos me habló de un concierto al que iría el jueves, acompañada de su amiga (mi deseada compañera) y cómo no… del pastorcillo leré.
El grupo no me gustaba nada, así que sugerí quedar después del concierto para tomar algo y así conocernos... fue así como ese mismo jueves, casi a las 12 de la noche, me llamó mi compañera de clase diciendo en qué bar estaban para que me pasase.
¡Qué comiencen los juegos!

Cuando llegué me encontré un panorama poco alentador: mi compañera con "Hortelano", y Nerea con otro chico. Estaban de risitas, llevaban desde primera hora de la tarde/noche bebiendo... estaba a punto de subirme a un tren que para ellos ya había arrancado varias estaciones atrás.

Fui presentado "oficialmente" a Nerea (estaba bastante buena) y me pedí una caña en lo que estudiaba la situación, muy poco prometedora. Para completar la alineación llegó otro chavalín bastante bien parecido, amigo del Pastor que ahora dejaba atrás el marcaje pasivo para pasar al ataque frontal: no dejaba de sobar e intentar besuquear a mi compañera favorita... ella se resistía un poco y me miraba de reojo.
¿Game over... Insert coin?
Una ronda de tequilas al son del "temple of love" de Sisters of Mercy y cambiamos de garito.

En el siguiente bar Nerea empezó a dar muestras de estar bastante borracha, caminaba con dificultad y arrastraba la lengua al hablar, aún así tuvo los santos cojones (o bendita inconsciencia) de acercarse al guaperas y a mi soltando la siguiente frase: "que sepáis que esto es una subasta... al final de la noche me quedaré con uno de vosotros".



Lo dijo y volvió a la esquina donde tenía el abrigo, en busca de un cigarrillo... Mi "rival” y yo nos miramos atónitos, intercambiamos una incrédula sonrisa y me dijo "pues que sepas que a mi este rollo no me gusta nada".
"No te preocupes" –contesté- "tiene pinta de que dentro de media hora ni se acordará de la oferta..."

Me quité la cazadora y cuando dejé a la vista mi camiseta de Led Zeppelín, mi contrincante en la puja se entusiasmó, confesó ser un gran fan de la banda y nos tiramos la siguiente media hora hablando de rock clásico, pasando olímpicamente de Nerea, quien yacía casi inerte sobre un taburete del bar en pleno proceso de hibernación etílica.
Eso sí, de piedra no somos... de vez en cuando interrumpíamos la charla musical para hacer algún comentario no exento de malicia: "mírala, si no se tiene en pie la pobre", "pero quién coño se habrá creído, aquí la emperatriz de Austria-Hungría...", "¿has visto cuánto tiempo ha estado en el aseo? Esta ha vomitado fijo, a ver quién es el guapo que se la zampa..."
Aunque lo que realmente me molestaba era que al otro extremo de la barra Hortelano, incansable, seguía usando la técnica del ariete, y a base de insistentes cabezazos había conseguido derribar el muro defensivo de mi compañera... en otras palabras: que se estaban enrollando.

Analizando la situación, apuré la caña resuelto a irme para casa, todo el bacalao estaba cortado y no habían separado ni una ración para mí.
Salimos del bar y cuando estaba a punto de despedirme se me acercó el Pastor (primera vez que me dirigía la palabra en toda la noche), me rodeó con un brazo y pellizcándome el hombro (guiñando a la vez un ojo, grotescamente) me dijo lo siguiente: "has visto que Lucía y yo estamos juntos... ¿te has dado cuenta no? Quiero decir... nos has visto, porque nos has visto ¿no?"
Yo traté de imitar a Dustin Hoffman en "RAINMAN" y con tono afectadamente ingenuo le contesté que no se preocupase, que no diría nada al resto de compañeros de clase, que era una tumba... pero él dale que dale (de Pastorcillo acababa de ser ascendido a Tamborilero), toqueteándome el hombro: "ya bueno, eso no me importa, el caso es que lo has visto ¿no? Es que estamos empezando, vamos poquito a poco ¿sabes?...
Y guiñó el ojo una vez más.

Fue en ese preciso instante cuando decidí que no me iba a casa...



En el siguiente bar repetí esquema de juego: me tomé un par de pintas con el guaperas debatiendo (a nuestra bola) quiénes eran mejores, si AC/DC o los Stones... Nerea cada vez iba más a menudo al servicio convirtiéndose en un bulto sospechoso... y el Hortelano estaba empezando a hacer justo lo que yo esperaba que hiciera (y que sabía no tardaría en conseguir): ponerse en evidencia.

Con el pedo que llevaba, su habilidad para hacer comentarios desafortunados y el agobio físico al que sometía a Lucía con su constante sobeteo, era cuestión de tiempo que ella se mosquease. De hecho la susodicha ya empezaba a mirarme más de lo debido, con un gesto a medio camino entre el S.O.S y la vergüenza ajena.
Y en una de aquellas le apartó con una especie de manotazo... acercándose él a la barra atropelladamente para pedir otra ronda, a modo de tregua.
"Vaya, si no me queda pasta" -dijo antes de pedir nada- "voy al cajero del final de la calle y ahora vengo"
¡Ahí estaba, mi gran oportunidad! "Espérame fuera que te acompaño, voy un segundo al lavabo y salgo", le dije.

Debía actuar con rapidez.



En cuanto cruzó la puerta de la calle me puse en marcha: me despedí efusivamente del otro subastero, susurré unas palabras al oído de Nerea que será mejor no reproducir (total, no se acordará y si lo hace, yo negaré haberlo dicho)... y me acerqué con decisión a Lucía, quitándole el cigarrillo que colgaba de la comisura de su boca, y le planté un intenso beso en los labios.
Sus ojos como platos, incapaz de articular palabra… le devolví el Lucky y sonriendo, me despedí: "nos vemos el lunes en clase".

Salí del bar (creo que me fui sin pagar), y el Perro Pastor del Hortelano, que esperaba fuera amarrado en la puerta, obediente... accedió a dar un rodeo acompañándome solícito hasta casa.
Buen chico...

miércoles, 21 de julio de 2010

El Espejo de Dorian Gray

Con la vieja excusa de "ver una peli", invité ayer a una chica a venir a mi casa. Pero no penséis que se trata de la típica trampa barata y que en cuanto ellas ponen un pie en el recibidor activo la palanca de un siniestro mecanismo que las atrapa en mi tela de araña, o en un potro de tortura sexual... qué va.
Lo de la peli (al menos de entrada) siempre va en serio.

De entre las recientes que me habían pasado ella escogió "El Retrato de Dorian Gray" y yo le alabé el gusto porque siempre tuve predilección por esa inquietante historia... sin embargo tan sólo media hora más tarde nos arrepentimos, horrorizados, de semejante elección.
A ella le estaba pareciendo espantosa y a mí, estando plenamente de acuerdo con su veredicto, lo que más me estaba jodiendo era la aberración que habían perpetrado adaptando a mi querido Oscar Wilde.



No me extrañaría que su tumba parisina se haya revuelto los últimos meses, porque en esta especie de híbrido entre "Casanova", "American Psycho", "Calígula" y "Orquídea Salvaje" (todo ello pasado por una túrmix Victoriana) yo apenas reconocía algo de la historia original... y nada del genio característico de las obras del ilustre dublinés.

Fue tal mi enfado que pulsé el stop, y con el consentimiento de mi invitada busqué entre mis viejas cintas de video la versión de 1945 del Dorian Gray, en blanco y negro, dirigida por Albert Lewin… que si bien tiene sus licencias respecto del relato original, es bastante fiel.
A ella le sorprendieron las diferencias argumentales y aseguró disfrutar con el cambio... yo mientras, poco a poco, conseguí mitigar la rabia, relajarme y disfrutar de las siguientes dos horas.



Cuando más tarde salimos de mi casa la acompañé un rato hacia la suya... y fue entonces cuando le vi.
Había engordado bastante y tardé en reconocerlo (era un antiguo compañero de los primeros años del instituto), empujaba un cochecito con un bebé dentro y se me quedó mirando fijamente... levanté las cejas y susurré un "hola" que él correspondió, musitando algo similar, sin embargo me llamó la atención su desconcertante gesto al mirarme.

Más tarde alumbré la siguiente (y delirante) teoría: yo nací a finales de los setenta y evidentemente he cambiado físicamente desde el insti, pero ayer iba en pantalón corto y con una camiseta de los Ramones similar a aquellas que llevé durante los extintos BUP y COU... y la chica que me acompañaba... ejem, nació en 1990.

Su gesto me recordó al personaje del pintor Basil Hallward, observando extrañado al todavía juvenil Dorian años después de haber pintado su retrato...



Y fue así como, sin darme cuenta, acabé haciendo mi propia adaptación infame de la obra cumbre de Oscar Wilde... ¡pónganse a salvo, se ve que hay una epidemia!

martes, 20 de julio de 2010

En Tierras Inexploradas

Desde que arrancó la velada supe que algo fallaba, pero nada logró anticiparme el desenlace...
Dos horas antes ella apareció en la esquina de la óptica luciendo un vestido muy serio, caminando con aires de señorona... pero con un bolso, complementos y maquillaje más propios de una quinceañera daltónica.
(¿puede la institutriz de Heidi llevar un reloj de Hello-Kitty?)



En el primer bar confesó tener 32 años (dos más que yo, por aquel entonces), y a su delirante estética le sumó un modo de hablar... inclasificable.
Sólo era capaz de conversar (como todo buen opositor) sobre sus estudios, y más allá de dicho tema estrella sólo encontró interesante debatir acerca de cierta serie de TV que solía grabar cada semana... algo así como su única ventana al mundo exterior entre lección y lección del extenso temario.
Yo no veo series de televisión, pero igualmente fingí conocer y seguir (fascinado) aquella de la que me hablaba.



En el segundo bar propuse pedir unos chupitos pero ella rechazó cualquier clase de bebida alcohólica. Comenzó a sonar una canción de La Oreja de Van Gogh y ella se entusiasmó, obligándome con su patoso balanceo a pedir un cubata, del peor whisky que tuvieran, corto de coca-cola.
La observé ahí sentada en un taburete de la barra, asiendo nerviosa su zumo de piña, canturreando ñoñerías o hablando sin parar sobre su pueblo y las carreras que estudian sus hermanos... (¿puede el ama de llaves de "Rebeca" llevar unos pendientes de Pucca?)

Yo ya no sabía que hacer... constantemente se me iba el ojo al reloj pero el tiempo no avanzaba. ¿Por qué había aceptado quedar aquella noche? ¿Acaso me encontraba tan condenadamente sólo últimamente?
Con el murmullo de su cháchara de fondo (asintiendo con la cabeza pero sin ser capaz de escuchar ni una palabra) traté de recordar los motivos de la cita... fue entonces cuando de repente se abrió la puerta del bar y entró un señor precedido de su enorme perro, reaccionando mi acompañante de manera singular, echándose a mis brazos: "ay ay ayyy… ¡tengo pánico a los perros!", exclamó.

Mirando fijamente a aquel despropósito de mujer, recordé las dos razones que me impulsaron a salir con ella tras haberme negado a hacerlo durante los meses anteriores en que ella, descaradamente, lo había dejado caer más de una vez:
1- ...mi agónica soledad (dos meses sin contacto femenino)
2- ...y que hablando con ella esa misma tarde por el messenger, me dijo que este finde estaba sola en casa.
En fin, ya ordenados mis pensamientos y desterrado cualquier escrúpulo, tragué saliva, la estreché entre mis brazos y, confiando en que si jugaba bien mis cartas esa noche acabaría follando... la besé.



A ella, por supuesto, le pilló todo aquello por sorpresa (le dejé con la palabra en la boca), pero no me rechazó... sin embargo ¿cómo describirlo?
Besaba con la boca cerrada, dando piquitos chiquitines, lo que una amiga describiría más tarde (con gran acierto) como "besos de pajarito".
¿Desventajas? Mi libido por los suelos incapaz de remontar... ¿Ventajas? Por fin había logrado que se callase...

Me costó un rato largo y no poca pericia conseguir que entreabriera la boca y poder profundizar en la faena, rozar su lengua con la mía se convirtió en una empresa tan épica que una vez entraron en contacto ambos apéndices estuve tentado de interrumpir la gesta para exclamar a viva voz: ¡TIERRA!
(¿puede la prota de "Sonrisas y Lágrimas" cuando va de paisano llevar un colgante de Kuromi?)



Como quien frota incansable dos cantos bajo la lluvia, finalmente acabó saltando una chispa que encendió la consiguiente hoguera... era el momento de irse del bar.
-¿Nos vamos? – pregunté.
-Vale, ¿dónde te apetece ir ahora?- dijo, mientras se ponía la chaqueta.
-Mmm, ¿podríamos ir a tu casa?- sugerí, pero ella cambió el gesto, de repente le invadió una extraña preocupación.
-Es que... -me miró fijamente, bajando la voz- nunca lo he hecho antes.
-¿El qué... llevar a un chico a tu casa? Tranquila que no soy El Sacamantecas...- sonreí tratando de tranquilizarla, pero ella cada vez agachaba más la cabeza.
-No, no... es que nunca "lo he hecho"... con nadie.

No insistí. Estuvimos la media hora siguiente metiéndonos mano (yo a ella más que ella a mi) en el banco de una plaza cercana, hasta el preciso instante en que ella "consideró que ya habíamos rebasado el límite", poniendo un casto fin a la cita plantándome en la boca un beso-pajarito.
Cada uno marchó para su casa.
Al día siguiente ella me eliminó del messenger.

jueves, 15 de julio de 2010

La Tapa del Día

Sucedió un mediodía de febrero y a mi me gusta decir que la culpa la tuvo el tramposo sol de invierno, que de vez en cuando le da por calentar al personal pasando por encima de las bajas temperaturas. Eso... y el vino. Porque si hubiéramos ido a cañas yo habría mantenido la compostura sin problemas, tolero cuatro o cinco cañas como quien bebe agua... pero dame más de tres vinos y el mapa de la Rioja comienza a asomarme por la cara.

Quedé con ella para ir de pinchos y cuando nos quisimos dar cuenta, allá por el segundo bar, además de comer y beber empezamos a meternos entre pecho y espalda una buena dosis de tonteo.



Esperé al tercer bar para besarla, y a ella pareció gustarle la nueva tapa del día...
En el cuarto local (uno de ambiente y estética taurina) sugerí que fuéramos juntos a los servicios detrás de las pintorescas puertas de toriles que se divisaban al final de un pasillo decorado a modo de callejón de lidia.
Ella dijo que no... pero no protestó cuando dos minutos más tarde en una esquina estratégica del bar introduje mi nariz en su escote.

Ya eran casi las tres y media de la tarde y saliendo del bar le di a elegir entre ir a tomar café-copa-y-puro como colofón del festejo… o subir a uno de los muchos hostales que poblaban la zona de tapeo.
"Pues va a ser lo segundo", dijo.

En lo que caminábamos hacia la habitación más cercana ella metió la mano en el bolsillo de mi abrigo buscando desde dentro mi entrepierna... uf, por suerte no tardamos más de cinco minutos en encontrar un letrero azul con una "H" blanca.

Ya en la recepción, ella se queda en una esquina hablando por teléfono con una amiga con la que había quedado para tomar café (poniendo una excusa tonta para cancelar la cita), mientras yo pido un cuarto y pago la factura.

El encargado me da la llave y subimos acelerados por las escaleras, ya metiéndonos mano a lo bestia sin poder esperar a llegar a la puerta... por cierto... ¿qué puerta? ¿Qué habitación me han dicho que era? ¡No lo recuerdo!

Mi amiga se parte de risa y le digo que espere quieta en el descansillo en lo que voy a resolver el misterio, así que nuevamente bajo las escaleras yo solito hacia la recepción.
"Oye perdona, qué habitación me dijiste que era?"
Y el recepcionista, estupefacto, señala con el dedo al juego de llaves que tenía en mi mano: "pero si ahí lo tienes, lo pone bien clarito"
Y sí, el llavero era un enorme bloque de plástico en el que se podía leer "207" en números gigantes.



Lo dicho, el tramposo sol de invierno...

miércoles, 14 de julio de 2010

CÓMO FOLLAR CON TODAS

Caminaba hace dos días por la sección de libros del Eroski cuando, entre los ejemplares de bolsillo, me encontré con una especie de Best-seller (aunque yo no había oído hablar de él) que da título a este post: "Cómo Follar con Todas", de un tal Tony Clink.



En la contraportada rezaba lo siguiente:

Ponte a prueba con el Examen de Pardillismo: ¿verdadero o falso?
1-Invitar a cenar a una chica que te gusta es una buena idea.
2-Dejar caer alguna insinuación sexual mientras hablas con una chica a la que apenas conoces es una mala idea.
3-Hablar con la más guapa de dos chicas es lo acertado.

Si has contestado "falso" a las tres preguntas, seguramente eres un PAS (perfecto artista de la seducción). En el caso contrario, eres un TPF (típico pardillo frustrado) Si te parece una tontería, piensa en lo siguiente: estas dinámicas han sido verificadas cientos de veces por cientos de hombres.

Cómo follar con todas puede enseñarle a cualquier tío las técnicas contrastadas de los mejores ligones del mundo, como la regla de los tres segundos, el estilo Gran Maestro o el truco del Discovery Channel.
Ya no perderás tiempo y dinero en citas sin futuro.
Ya no dudarás a la hora de tirarle los tejos a una belleza.
Ya no suplicarás como un pardillo por el simple hecho de estar ante un bombón.
Y dejarás de temer al rechazo.
Te convertirás en un sensual varón que nunca pedirá disculpas, y tendrás el aplomo, el poder y la destreza para conseguir a cualquier mujer que desees.


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Desde el punto de vista "literario" este libro tiene pinta de ser una basurilla de cuidado, pero no pude evitar sonreirme mientras leía dicha contraportada.
¿Y si resulta que yo soy uno de esos pardillos? ¿Qué coño es eso del truco del Discovery Channel?
¿Alguien lo ha leído y puede decirme qué tal es?

Es que yo voy a menudo al Eroski y veo que de aquí a que acabe el mes, si paso muchas veces delante de la estantería, lo acabo metiendo en el carrito...

¿Todo por la Patria?

Después de ver el partido en un bar con los amigotes me fui a casa jurando en arameo porque tenía que madrugar mucho al día siguiente por trabajo y "debía" perderme el fiestón que por las calles se estaba organizando.
Toda la ciudad celebraba el campeonato del mundo y yo, que caminaba por vías poco transitadas para evitar la tentación, por culpa de un cruce cortado por obras... acabé cayendo de lleno en ella.

La calle principal estaba llena de gente vestida de rojo gritando y ondeando banderitas, desembocando en la Plaza Mayor (con la pantalla gigante presidiendo el evento) a punto de reventar.
Yo iba a juego: pantalón corto de tono azulado, la camiseta roja del anterior mundial y mi bandera española pillada en un chino la pasada Eurocopa.

Me subí a un banco para grabar con el móvil un minivídeo que inmortalizase el momento, después de lo cual, ya en tierra firme, fui abordado por dos chicas adolescentes con la cara pintada y unos ojos más vidriosos de lo recomendable... y me dijeron lo siguiente: "en una noche como esta, tenemos que hacerte una proposición indecente"
"¿Dios existe?", pensé... pero, lógicamente, había gato encerrado. Lo que querían era que les cambiase mi reluciente bandera por su pisoteado (y minúsculo) banderín… así, por las buenas.



"Se la cambio sólo a una de vosotras, tenéis que decidir cuál... y ella se vendrá conmigo a ese bar de enfrente, donde me invitará a un cachi de cerveza que tomaremos juntos... esas son las condiciones", fue mi respuesta.
Para mi sorpresa, dijeron que no.

¿Proposición indecente? Ah claro, si es que ninguna de ellas había nacido cuando Robert Redford y Demi Moore acuñaron la expresión... mmm, será eso.

martes, 13 de julio de 2010

First Date


Yo tenía doce años la primera vez que salí con una chica. Bueno, no es que fuese exactamente una cita… ella y yo habíamos quedado una mañana de sábado para ir juntos a cierta librería del barrio y comprar un cuaderno de ejercicios que nos había encargado Don Salmón, nuestro profesor de matemáticas.
Aún así, sin ser una cita “oficial”, ambos nos la tomamos como tal: ella se puso un vestidito que jamás habría llevado al cole, se pintó un poquitín... y yo me zambullí en el frasco de Royal Ambree además de recurrir también a la ropa de los domingos.

Después de la librería dimos un inocente paseo y cuando llegó el momento de la despedida, experimenté por primera vez esa agónica sensación de "¿Qué se supone que debo hacer?".
Por supuesto, las piernas me temblaron y no di el esperado paso al frente... tan sólo alcancé a balbucear un patético “nos vemos el lunes en clase”.
Uf... los cinco minutos anteriores a esa frase lapidaria ella había emitido tantas señales favorables invitándome a besarla que cuando la escuchó se giró bruscamente, ocultando su rostro en llamas, alejándose irremediablemente enfadada.

Le di muchas vueltas a aquella cagada, no creáis... sobre todo al hecho de que oportunidades como esas son únicas e irrepetibles. ¡Se aprovechan o caducan!

Pues bien, casi veinte años después de dicho incidente, el otro día, tras un cierto tiempo inactivo, quedé con una chica… y a pesar de que todo iba relativamente bien, en el momento decisivo vacilé y la dejé escapar viva.

Su cara era un poema mientras me decía "adiós", aunque no tan sorprendente como la mía, reflejada a lo largo de los escaparates camino de mi casa, mostrando el rostro de un crío asustado, apestando a Royal Ambree...