domingo, 25 de noviembre de 2012

"La Cibermentira"

Marta tiene el dudoso honor de ser la primera chica que conocí a través de Internet.
Tras dos o tres semanas de largas conversaciones en el messenger (rebosantes de un sentido del humor delirante) conseguí convencerla para quedar a tomar una caña... su casa estaba apenas a seis minutos de distancia (caminando) de la mía, había bastante buen rollo entre ambos así que me parecía tremendamente absurdo pasar (ooootra vez) la tarde tecleando delante del ordenador pudiendo charlar en persona.

Insisto, era la primera vez que hacía eso... mi ingenuidad en tales cuestiones era total.

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Una foto no demasiado nítida era la única pista que tenía para reconocerla, de todos modos el lugar previsto para el encuentro era de esos que no dejaban lugar a dudas... así que bueno, no es que fuera una cita estrictamente "a ciegas".

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Cuando llegué ella estaba de pie junto al monumento señalado. No cabía duda de que se trataba de Marta (me miraba con gesto curioso y saludaba tímidamente con la mano) pero al verla no pude evitar preguntarme: "¿quién coño es esta chica?".


Cualquier parecido entre ella y la foto que me envió era pura coincidencia.

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La cosa no empezaba lo que se dice bien. Fuimos a un bar de al lado, yo pedí una caña y ella una coca-cola... Marta (a pesar de haberme asegurado que había quedado con más chicos de esa manera) se mostraba nerviosísima, apenas me miraba a la cara y cuando salía de su natural hábitat de monosílabos soltaba frases tan poco creíbles como inadecuadas.

Mientras ella farfullaba yo seguía intrigado por la foto que me envió, sí identificaba algún rasgo en ella pero me costaba relacionarla con la imagen en cuestión... quizás fuera de una prima suya... tal vez se tratase de la propia Marta pero un par de años atrás, antes de iniciar un evidente declive físico...

Me habló de sus piercings, dijo que tenía cinco y sacó la lengua mostrando uno enorme que tenía ahí mismo, atravesándola.

También me contó otras cosas acerca de su vida diaria, sus estudios y rutinas. Ahí la pillé en un par de mentiras y contradicciones respecto a todo lo que me había contado los quince días anteriores por el messenger... la cita iba cuesta abajo, aparte de que no me acababa de gustar lo que veía comencé a experimentar cierta sensación de estafa.


Improvisé una excusa para no tener que quedarme demasiado tiempo más, entonces Marta apuró de un trago lo que quedaba de su coca-cola y de repente comenzó a toser con fuerza, ahogándose... su piercing de la lengua se había desenroscado y a punto estuvo de tragárselo.

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Me despedí educadamente y regresé a casa bastante decepcionado. Tardé más de un año en volver a quedar con alguien procedente de Internet.

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Los meses siguientes a aquella primera cibercita me crucé con Marta unas cuantas veces en un bar y cierta discoteca. Simplemente nos saludábamos con un gesto, a veces se acercaba y me gorroneaba algún pitillo...

Dos años después de la cibermentira yo volvía a casa (bastante perjudicado) un sábado a las tantas y me crucé con ella... me convenció para acompañarla a un bar rockero que nunca cierra. Allí, en una oscura esquina tras el futbolín, nos acabamos enrollando.

Su piercing sabía a cocacola.

23 comentarios:

dijo...

No es fácil saber si lo que hay al otro lado de la pantalla es tan real como parece. Es lo que tienen los ceros y los unos. Pero el tiempo ayuda a perfeccionar el análisis.
Aún así, lo mejor es no conocer a nadie demasiado pronto, porque pasa a menudo eso de toparse con alguien con el que al principio estás a gusto y luego se acaba por apagara la comunicación, empezáis a aburriros mutuamente, o a no saber qué decir, sin más.

Pero bueno, en algún momento hay que ser novato, ¿no, señor H.?

Mr. Rific dijo...

MARLA SINGER: Eso es, yo acudí a aquella cita con la "L" bien grande pegada a la espalda... eso de chatear horas con alguien a quien no conocía en persona me resultaba raro pero mira, luego acabó resultando de lo más normal :)
Y sí, es complicado acertar con el "momento adecuado" para conocer en persona al otro sujeto... y no tengo receta para eso: haciéndolo pronto o tarde me ha ido igualmente bien y mal.

P.D: Si yo de repente soy el Señor H... ¿usted llevaría también una "L" gigantesca decorando su espalda?

Anónimo dijo...

A mi me asustaría mucho si fuera tan fácil manejarme cuando estoy algo bebida, o cuando estoy muy perjudicada. La mayor parte del año no bebo alcohol, pero en las pocas veces a lo largo de mi vida que he bebido lo suficiente para estar "en desventaja" te puedo asegurar que "nunca" he dado oportunidad alguna para acabar con quien en mi sano juicio no acabaría.

Supongo que de aquí viene la leyenda urbana esa de que los hombres os acostáis con cualquiera (sin pretensión de ofender a la cualquiera) y de la que tanto os cuesta sacudiros de encima por mucho que ahora los chicos vayais diciendo eso de que "sois exigentes" (sin pretensión de ofender a las que quedan fuera del alcance de vuestras exigencias).

Amaranta.

Mr. Rific dijo...

AMARANTA: Supongo que tanto aquellos que digan que los hombres se acuestan con cualquiera, como aquellos que vayan diciendo que "son exigentes" habrán tomado buena nota de tu comentario, yo como no soy de esa opinión no entraré a debatirlo.

Cualquier persona bajo los efectos del alcohol (en mayor o menor grado) ve alterada su conducta. Hay quienes gritan por la calle, destrozan papeleras o vuelcan contenedores... a mí (por el contrario) alguna vez me ha dado por acabar tomando algo o (las que menos) liándome con gente extraña.
Es algo que me daría miedo si siempre, al día siguiente, me arrepintiera... pero rara vez ha sido el caso.
¡Allá penas!

Anónimo dijo...

Hombre si la expresión "gente extraña" es literal no hay complicación alguna, el problema es cuando esta expresión se convierte en un eufemismo, que no sé si pretende proteger más al descrito que al que describe.

Pero que si no te arrepientes seguramente será porque el objetivo no es tanto tener sexo con una persona en particular como tener sexo en sí....jajaja.


Amaranta.

Mr. Rific dijo...

AMARANTA: "Extraña" en todas las acepciones posibles... y por supuesto en las comparaciones con los aludidos salgo yo siempre perdiendo :)
Y sí, insisto en que me parece muy respetable que haya gente incapaz de irse con alguien por quien no sienta "algo en especial/particular", etc... pero ese no es mi caso.
Democracia no solo real, sino sexual.

What IF...* dijo...

No te molaba y acabaste cayendo... vaya telita, muchacho xDDD
Momento de debilidad? época de guerra? xD

Mr. Rific dijo...

ELIZA DAY: Sí, acabé cayendo... pero dos años después.
Debilidades aparte, aquella noche se dieron mejores condiciones en general que durante mi primera cibercita con ella :)

Anónimo dijo...

Mr. Rific estoy de guasa, no te lo tomes a mal. Yo veo perfectamente que cualquier persona haga con su cuerpo lo que le venga en gana y esto no es democracia, es más bien dictadura, la dictuadura de tu mente o de tu cuerpo, de quien sea de los dos. Pero vamos no hablaba yo de sentir en particular, sino de que te guste alguien como mínimo indispensable para acabar teniendo sexo con el sujeto.

Y que no creo que tú lo veas de diferente forma que yo, porque si así lo vieras como aquí ahora afirmas hubieras acabado con el extraño ser el día de la cita por lo menos intentándolo como en la mayoría de las citas lo intentas, por lo menos las propicias.

Amaranta.

Mr. Rific dijo...

AMARANTA: La verdad es que yo no analizo esta cuestión tan a fondo, simplemente comento una anécdota que viví hace años y el curioso remate posterior de la misma.
Pero contestando a tu segundo párrafo (y para explicar ciertas decisiones) debo decir que la persona que yo era el día que quedé con Marta no se parecía demasiado a la que dos años después se fue con ella... y este último tampoco es reconocible en el sujeto que a día de hoy escribe estas líneas.
Para algunos habré evolucionado, para otros habré degenerado... en cualquier caso eso fue lo que sucedió :)

Eva dijo...

¡Ostias! Qué incómodo que después de la cita "a ciegas" luego os tuvierais que cruzar por el barrio.

Independientemente de la foto "de mentira", muchas veces nos sentimos cómodos con el cierto anonimato que proporciona internet y nuestra personalidad se despliega sin timidez, cosa que en persona puede costar más. Quizá por eso estaba nerviosa (¿qué pensará, qué pensará? ¿estará decepcionado? ¿me imaginaba así?)

Mr. Rific dijo...

EVA: Yo en cambio creo que sus miedos (timidez aparte, que también cuenta) crecían a medida que cada una de sus mentiras quedaban al descubierto.
Y oye, ahora que lo dices... la verdad es que ya hace la tira de años de aquello y en todo este tiempo nos habremos cruzado por la calle (de día y serenos) cuatro veces contadas... paradojas espacio-temporales ;)

Kaoki dijo...

Sin entender que con tus frases intentas justificar ningún comportamiento (porque no debieras), estoy segura de que el tiempo nos deja ver el "mr. Riffic" mejor que puedes mostrar. Somos la misma persona, pero nuestras decisiones son más inteligentes y menos inocentes con el tiempo (no me meteteré en si son más o menos egoístas).

Lo mismo ahora ni quedarías con ella... o a la primera que le pillabas una mentira te retirabas discretamente. Lo mismo no te servía ni para follar...

Muxu bat

Mr. Rific dijo...

KAOKI: La verdad es que la reacción que tuve en aquella primera cita yéndome sin tardar demasiado... la repetiría hoy. Por ese lado no veo mucha diferencia.
Pero sí, estoy de acuerdo tu primer párrafo :)

P.D: Para follar hoy mismo sí que me serviría, ¡que hace un frío tremendo!

Tristan Draper dijo...

Eso me pasó a mí la primera vez que conocí a alguien por internet y quedé después con ella...
Al ver a Marla Singer me sentí estafado. Pero no se lo digas a ella. Si está leyendo esto estará maquinando contra mí.

Mr. Rific dijo...

TYLER DURDEN: A este paso ese tipo de ciberestafa acabará incluyéndose en el Código Penal :)
Y al igual que yo con Marta... ¿te liaste con ella tiempo después igualmente?
(Si te sirve de consuelo las chicas casi siempre están maquinando, que sea a tu favor o contra ti es cuestión de suerte)
Dicho esto, tu secreto está a salvo conmigo ;)

Tristan Draper dijo...

Bueno... Digamos que me llamó y me dijo que tenía el estómago lleno de xanax... Después tuve que mantenerla despierta tooooooda la nooooche. You know.
(Y sí, las chicas suelen maquinar, pero los chicos también, no nos salvamos ni uno xD)
¿Cuál de ellos? (mis secretos)

Mr. Rific dijo...

TYLER DURDEN: Qué cosas, el segundo día que vi a Marta era yo quien tenía el estómago lleno de cerveza, ginebra, tequila... qué suerte que en medio del apagón haya buenos samaritanos como vosotros que eviten que saltemos al vacío/nos empujen directamente a él :P

Mis maquinaciones son todas exclusivamente sexuales, por lo demás me considero bastante bienintencionado.

P.D: Todos, incluida la receta del jabón ;)

dijo...

Alguien quiere saber cómo suena un estertor de muerte?

Mr. Rific dijo...

MARLA SINGER: Solo si el proceso incluye uno o dos zapatitos de cristal de mi/nuestra generación... :)

dijo...

Lo siento, pero yo solo me dejo las medusas flotando en el fondo del váter de uno que yo me sé.

Anónimo dijo...

Es que es verdad universal que polla dura no cree en Dios.

De todas formas, las experiencias fueron a mejor.

Mr. Rific dijo...

MARLA SINGER: Tirarlos por el WC es puro terrorismo ecológico, luego que los cocodrilos del subsuelo salen a la luz... :D

AQUELLO NOERAYO: Ni en dios a secas ni en la trinidad al completo...
La verdad es que sí, siempre fui un gran partidario de las segundas oportunidades así que de vez en cuando acabas siendo recompensado :)