martes, 9 de noviembre de 2010

La Becaria (doggy style)

En la gris oficina donde trabajo suelen desfilar cada año un número considerable de becarias (jamás un varón, siempre chicas) de entre las cuales cabe destacar a Aurora.

Nunca pasó desapercibida, las víboras del curro la apodaron "La Mariah Carey", por su afición a llevar prendas alguna talla inferior a lo recomendado... yo en cambio solía ver en ella (cuando sus obligaciones la traían a mi sector) la única razón de interés para levantar la vista de mi mesa más veces de lo habitual.

No penséis mal, vale que sus pezones acostumbraban a marcarse (duros como piedras) bajo aquellas camisetas ceñidas, y que esos vaqueros apretados se adaptaban a sus contundentes curvas como papel de plata a un bocadillo... pero es que la chica, además, era muy simpática.


Solía hablar con ella un rato todos los días y las charlas eran de lo más cordial... una tarde le propuse tomar algo a la salida pero ella se excusó y rechazó la oferta.

No volví a proponerle nada en las cuatro semanas posteriores que trabajó en mi oficina, sin embargo a partir del día siguiente al fin de su contrato (y consiguiente despedida) comencé a enviarle unos cuantos sms volviendo a la carga.

Hace una semana (casi un mes después de su marcha), en medio del despacho de un soporífero documento, recibí el siguiente sms de Aurora: "Dia: 4/11/2010 Hora: 21:30 Lugar: Cesteros 23 4 dcha CENA ITALIANA"

Tuve que ir al servicio para poder dar un salto sin llamar la atención y gritar para mis adentros "¡sí!"... ella vivía sola y me invitaba a cenar, de jugar bien mis cartas el postre podría ser de lo más jugoso.
Contesté que aceptaba encantado la invitación, que la botella de Lambrusco corría por mi cuenta, etc...


Los dos días previos me monté cien películas distintas sobre cómo transcurriría la cita, muchas de ellas acababan en la (así lo imaginaba yo) enorme cama del dormitorio principal, en el no menos espacioso sofá del salón... otras concluían con un violento tortazo en mi cara, gritos expulsándome de su casa... en fin, de todo un poco.

Pero ninguna de aquellas fantasías logró aproximarse mínimamente a lo que realmente sucedió...

- - - - - -

21:30, puntualidad británica: pulso el timbre del portero automático y en su respuesta al saludarme noto la voz de Aurora... un poco rara.

¡No hay ascensor! Empezamos bien.
Alcanzo jadeando el cuarto piso, arrastrando la botella por las escaleras... oigo de fondo abrirse una puerta, y comienza a ladrar (de manera furiosa) un perro, situado al final de mi escalada.


Primera barrera. Me lo quedo mirando fijamente... no es muy grande pero sí lo suficiente como para incomodarme, por suerte sale la dueña (mi anfitriona) al descansillo a pedirle silencio y tirar de él para dentro.
Ella me saluda con dos distantes besos y acto seguido suelta un sonoro estornudo.

Me fijo en su nariz (y alrededores) y la pobre está de lo más congestionada... agarra un pañuelo de papel y tras sonarse me dice, con voz irreconocible: "ya ves en qué estado me encuentro, estuve a punto de decirte que cancelaba la cena, pero como habías insistido tanto en quedar... pues decidí seguir adelante".
Mal empezamos...

El perro no deja de ladrarme como loco, Aurora lo acaba encerrando en la cocina para que se tranquilice, mientras tanto observo el salón: varias docenas de pañuelos de papel llenos de mocos tirados en un cesto, en los estantes sendas voluminosas enciclopedias (una sobre Perros y la otra sobre Gatos)... la discografía competa de Mike Oldfield y Jean Michel Jarre... varios libros que odio como "El Código Da Vinci", "La Historiadora", unos cuantos de Paulo Coelho... y si dejaba los ojos entreabiertos, podía verse toda una flota de virus invadiendo el aire que me disponía a respirar durante ¿las dos siguientes horas?
No sé si duraría tanto mi visita, un clarividente pesimismo crecía entro de mi.


"Perdónale, no sé qué le pasa, no suele ladrar tanto", me dice... pero yo sí lo sé: ese condenado chucho olfateaba mi lujuria desde el mismo instante en que, aún en el exterior, doblé la esquina de la calle Cesteros...

"He hecho hélices a la carbonara, espero que te guste… anda mira, al final trajiste el Lambrusco… yo con este trancazo no voy a poder probarlo, pero lo abrimos igualmente si quieres".
¡Y tanto que lo voy a abrir! Dios, cómo lo necesito...

Durante la cena ella me habla de las ganas que tiene de volver a su pueblo, que ya está empezando a preparar cajas metiendo cosas para su inminente mudanza... también desliza que allí se encuentra su ex-novio con el que tiene un vínculo tan fuerte (comenzaron a salir en la época del instituto) que no descarta acabar cayendo nuevamente en sus redes... a pesar de todo (¿a qué se supone que hemos venido?) coqueteo con ella descaradamente pero Aurora sólo reacciona sonriendo y cambiando de tema... considero la posibilidad de robarle un beso mientras me sirve la segunda ración de carbonara pero de repente ella estornuda y un largo moco se le queda colgando entre la nariz y la comisura de los labios... opto por atizarme otro vaso grande de espumoso italiano de un trago.

Se levanta hacia la cocina por el postre, a mi me trae un flan de vainilla Hacendado con una cucharilla de plástico, ella no toma nada pero trae consigo al perro, situándolo en su regazo, acariciándolo... el animal sigue mirándome con odio y retoma sus ladridos histéricos... su ama le hace unas carantoñas, lo alza hacia sí diciéndole en voz alta (y tono infantil) que es la cosa más bonita del mundo, lo que más quiere... y acercándose al hocico del chucho empieza a darse lengüetazos con él durante no menos de treinta segundos.


Ante semejante panorama debo ir asumiendo la derrota.
Me da la sensación de que no debo alargar innecesariamente la sobremesa, renuncio al café-copa-puro y tras intercambiar un par de frases de cortesía sugiero que es mejor que me marche ahora, pronto... así ella puede acostarse cuanto antes para reposar el virus y ponerse bien, etc... ella asiente sin porfiar lo más mínimo mi propuesta.

La Becaria me acompaña hasta la puerta abrazada al perro y nos despedimos fríamente.
Bajando las escaleras (lo hago a la carrera, no sé por qué) sigo oyendo ladridos, cada vez más lejanos...

Ya en la calle, camino de mi casa, no dejo de mascullar (entre dientes) tres palabras: "puto Bill Clinton..."




20 comentarios:

F.A. Giovanni dijo...

Con las pocas tías que de vista parecen "interesantes", ahora va y ocurre que la que parece no lo es. Eso jode xd.
Desde aquí te acompaño en el pesar.
Un saludo.

Unknown dijo...

Nadie como tu para contar con puntos y señales un virus...mucho has soportado que te quedaste, yo desde el perro en la escalera hubiese saido huyendo calle abajo...enhorabuena Riific!! ya te extrañaba!

Mr. Rific dijo...

DANI: Lo que pasa es que la chica quiso quedar bien, sin más... me invitó a cenar pero nunca tuvo en m ente nada más, y recibirme tras el burladero del virus y escoltada por el perro lo demuestra.
¡gracias por las condolencias! ...pero no tiene importancia

HARES: ¡Qué se la va a hacer! La curiosidad me mata, había que jugar esa partida... :P

Laura dijo...

Jajaja.
"Culpo a Mónica Lewinsky y Bill Clinton de mis altas expectativas en cuanto a becarias" ;)
Un beso, Rific.

Lady Vipsvaporub dijo...

De vuelta por aquí y me encuentro con un post... muy bien, muy bien, haciendo los deberes ^^.
Y oye, si tú insiste eso que te mereces, que yo también espanté a alguno con alguna tos oportuna o con algún estornudo (NUNCA en la cara... que asco jaja), lo malo es que después de mi "catarro" volvieron al ataque, y yo sin perro guardián.
En fin, el que la sigue no siempre la consigue, xD.
Hale, saluditos, que besos ya te mandan muchos y debes acabar todo babado.

Aitor Maiden dijo...

Al menos, la cena estaría buena, ¿no?

Anónimo dijo...

Jajaja qué bueno Rific! Aunque suele pasar no? o a mi por lo menos me ha pasado mogollón de veces fantasear con una cita y luego todo al revés.
Por cierto, odiamos los mismos libros :-)

Mr. Rific dijo...

LAURA: ¡Qué le vamos a hacer! La famosa parejita del despacho oval estuvo presente en mis oraciones previas a la cena... ídolos con pies de barro, snif
:)

LADY VIPSVAPORUB: ¡Qué manía con espantarnos a golpe de virus! Te recomendaría entonces conseguir un perrito para protegerte una vez se pasen todos los trancazos, nunca se sabe...

AITOR MAIDEN: Pues la salsa carbonara que hizo no estaba mala, pero ella al carecer de olfato y gusto no le pilló el punto exacto con las especias: "¿Está en su punto?" preguntó... "Está perfecto", exageré...

VIR: Jeje, me alegra nos er el único que tiene libros como esos en la lista negra. Y sí, los castillos de arena es lo que tienen...

Xana dijo...

que bueno y es que demasiadas expectativas...
esos topicazps de becarias azafatas bomberos hac mucho dañ jeje
un beso
guapo

Anónimo dijo...

Te comprendo Mr. Rific, a mí también me ha pasado aunque no con un becario. A veces no se puede evitar que la fantasía nos desborde, aunque en tu caso lo veo normal, la cosa pintaba realmente bien, una verdadera lástima.
Besos reparadores

Mr. Rific dijo...

XANA: Sí, ya lo decía mi abuelo: "días de mucho, vísperas de nada" :)
Yo tb conozco a un bombero que el único calendario en que le dejarían posar sería el de NOCILLA... creo que es quien toca la campana en la camioneta

ELENAZCARATE: ¡Menos mal que no te ha pasado con un becario! Ya empezaba a pensar que se trataba de una especie de plaga...
En fin, que experiencias como estas no ayudan a que me lleve mejor con los perros

¡Por fin es Jueves!

panterablanca dijo...

¡Envidioso!, lo digo por lo de Bill Clinton, jajajajajaja!!
Mira que me gustan los animales, pero nunca me he lamido con mi perro, ¡¡qué asco, por favor!!
Y eso sí, hiciste una cosa muy mal. Jamás debes mirar fijamente a un perro que no te conoce. Suelen tomarlo como una provocación :-)
Besos selváticos.

Pd: Palabra de verificación: pinatore, perfecta para una cena italiana ;-DD

Mr. Rific dijo...

PANTERA: Vaya, lo de mirar fijamente no lo sabía (en cuestión de animales soy un ignorante), yo tan sólo pretendía dejar claro que por mucho que ladrase yo no me iba a achantar...

Mmm, "pinatore"... investigaremos ;)

Anónimo dijo...

jajajajaja, me ha recordado a la escenita de "Tienes un e-mail", pero en plan jodido, claro. Libros de Coelho y Dan Brown, eso es antilibidinoso :S

Mr. Rific dijo...

COCÓ VIOLANTE: Sí, era todo muy new age, la verdad.
Me la imaginé leyendo "El Alquimista", sonando de fondo "Oxygen"... y me vine abajo.
Y lo de Dan Brown, uf, cuando en su día me pasaron el Código Da Vinci, según avanzaba me acordé de la colección Barco de Vapor, serie naranja.
No sé por qué...

(dicho sea con el mayor de mis respetos a dicha colección que incluía libros maravillosos, recomendados para niños de 9 años)

Anónimo dijo...

Claro, Barco de Vapor es una gran colección juvenil. Y tiene a su favor que no es pseudoliteratura, al estilo de la de Brown. La honestidad ante todo, carajo.

Menos Coelho y más McCarthy.

Princesa Negra dijo...

A ver, como se te ocurre quedar con una tipa que no sabe encontrar la talla de su ropa?.

Tampoco es que te lo curraras mucho Lambrusco? Si quieres rematar que menos que un chianti.

Todavía estuviste mucho tiempo en su casa….. Paulo Coelho, besar al perro, el moco jajaja, no me extraña que te fueras corriendo…….

Mr. Rific dijo...

COCÓ VIOLANTE: ¡Y nos olvidamos de los libros de "elige tu propia aventura! Geniales también... :P

PRINCESA NEGRA: Por partes...
-no está bien eso de discriminar a la gente por usar tallas equivocadas... creo que lo pone en algun artículo de la constitución...
-el Lambrusco del Mercadona está muy rico!!!
-cada vez que paso delante de ese edificio creo oir al puto perro ladrándome... snif

Princesa Negra dijo...

No es discriminación, es que soy de la misma opinión que tus compañeras, guapa debía ser pero.....justamente lo contrario de elegante.... me equivoco?

El vino no está mal del todo.... pero si la chica te gusta y merece la pena, más vale llevar algún valor seguro para triunfar, de todos modos con lo que paso si llevas uno de bric hubiese sido lo mismo.

Mr. Rific dijo...

PRINCESA NEGRA: Cierto, la elegancia en ella brillaba por su ausencia, pero lucía aquellas camisetas apretadas con bastante gracia :D

La prueba de que la chica no me entusiasmaba demasiado está en que pillé aquel espumoso baratillo (de todos modos aún está por llegar el día que yo haya conquistado a una chica usando vinos o espirituosos elegantes), y como bien dices si lo llego a saber, pues un Donsimón y listo!