lunes, 12 de enero de 2015

"RIFIC, EL EGIPCIO" (Cuento de Reyes)

La ciudad de Sonia estaba a una hora de tren de distancia, nos habíamos conocido a través de Internet y fui a visitarla tres gélidos findes de otoño que a la postre resultaron ciertamente tórridos. El último de ellos el del puente de la Constitución, a principios de diciembre.

La víspera del día de Reyes yo estaba viendo un partido de fútbol con unos amigos en un bar, Sonia comenzó a escribirme mensajes preguntando por las fiestas y bueno... una cosa llevó a la otra y decidimos quedar para pasar juntos el día siguiente. Ella vivía sola en su ciudad así que sería yo quien se desplazase en el primer tren disponible.

La mañana de Reyes la calle amanece desierta y casi todo está cerrado... camino de la estación pensé en lo torpe que resultaría presentarme en casa de Sonia (en fecha tan señalada) con las manos vacías, así que me detuve en un quiosco (lo único que vi abierto) y entre los coleccionables vi una oferta de lanzamiento de una serie de novela histórica: "Sinuhé el Egipcio", edición cartoné por 3'95€.

Si la memoria no me fallaba a Sonia le gustaba leer, también creo que mencionó algo acerca de visitar Egipto algún día... sin más dilación compré el libro, ya tenía "regalo".

Antes de entrar en la estación me crucé con los padres de un amigo, me preguntaron dónde iba tan pronto... mentí.

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Llegué a mediodía, Sonia me fue a recoger a la estación, empezamos a meternos mano en su cochera, pusimos a prueba la estabilidad del ascensor, ya en la casa estuvimos follando hasta la hora de comer... encargamos comida china y seguimos follando, Sonia amagó con poner un dvd en el salón y verlo tranquilos con "la mantita" pero no funcionó, dejamos de prestar atención a la peli pasados quince eternos minutos...


De repente me acordé del libro, aún no se lo había dado... recuerdo levantarme desnudo de su sofá, ir por él y dárselo.
Puso cara de sorpresa, por un lado positiva ya que no esperaba nada de mi... pero desde luego no fue un obsequio que le hiciera particular ilusión.
Me pidió que escribiera una dedicatoria en la primera página y agarré el bolígrafo que gentilmente me acercó: "Gracias eternas por la hospitalidad de su Pirámide. Faraónicamente suyo. Rific"

"¿Sabes? Yo también tengo algo para ti", contraatacó... se levantó igualmente desnuda y al minuto regresó con un ejemplar (envuelto en plástico transparente, empaquetado) del Quijote.
"Nos los han traído este año al cole y tenemos un montón, es una edición que por lo visto imita a la original en algunas ilustraciones, y está comentada por nosequién... ¿te gusta?", preguntó, tapándose con la manta.
"¡Me encanta!", mentí.

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Pillé el último tren de vuelta a mi ciudad a las siete de la tarde, recuerdo nuestros últimos besos en el andén de la estación, también lo mucho que pesaba el condenado ejemplar del Quijote.

Casualidades de la vida nada más llegar a mi tierra me volví a cruzar por la calle con los padres de mi amigo: "¡No paras eh!", me dijo la madre... 
"¡No se hace usted una idea!", contesté.

Jamás volví a quedar con Sonia, estuvimos a punto de hacerlo en Abril de aquel año pero no salió adelante. Aún conservo ese libro envuelto en su plástico original, impregnado con nuestras pecadoras huellas...
Apostaría parte del dinero que no tengo a que ella tampoco se ha leído mi "Sinuhé".


17 comentarios:

Erudito dijo...

Sorprende la obra escogida para la ocasión. Narra la historia de un médico del faraón que por su amor no correspondido a una cortesana pierde su posición, la herencia de sus padres y todos sus bienes, acabando desterrado. Casi mejor regalar "Ligar es como montar en bici", más apropiada para la situación. De nada.

Mr. Rific dijo...

ERUDITO: Si hubiera podido elegir o hubiera alguna librería abierta mi elección habría sido otra, a pesar de lo cual no estuvo nada mal, me parece un libro bastante bueno, como regalo fue apresurado, irreflexivo, definitivamente mejorable... Pero en ningún caso malo.

MOANA dijo...

A mi desde luego me hubieras enternecido mucho con el regalo del libro. Me parece un detalle que en muchas ocasiones no tienen siquiera las parejas oficiales. Además con el aliciente de que en la cama os llevarais tan bien, no tengo duda de que en mi caso, hubiésemos seguido quedando fijo.

Marta G. dijo...

Pues a mi andar en pelotas por una casa en enero si no hay muy muy buena calefacción no me pone nada, pero es que nada.

Mr. Rific dijo...

MOANA: Me da la sensación de que ambos acostumbramos a ver el lado bueno de este tipo de situaciones. Esa actitud, regalitos aparte, es la que facilita casi siempre el seguir quedando.
Un viaje de (tan solo) una hora en tren también ayuda :)

MARTA G.: ¡La habia! Era una de las zonas más frías de España y el piso estaba debidamente equipado a tal efecto. De hecho hasta recuerdo (calefacción aparte) una moderna chimenea coronando el cuarto de estar.
A lo mejor en esas circunstancias hubieras hecho una excepción ;)

La psicóloga dijo...

Tu regalo contradice todas las teorías sobre la economía conductual. No le regalas algo que le haga falta, no refuerza una conexión social (por ejemplo la típica botella de vino si fueras a cenar con ella), y tampoco me imagino que estaría en tu ánimo hacer un regalo paternalista (algo que tú crees que ella debiera tener). Lo que si denota un regalo improvisado, al comprar lo primero que pillas y en el último momento, es una personalidad descuidada en los detalles, con poca capacidad de ponerse en el lugar del otro, egoista, en suma.

Es un perfecto resumen de tu actitud: un regalo hipócrita para poner a salvo tu falsa conciencia y tu indigencia emocional. Se nota que te quieres mucho a ti mismo y que eres muy cómplice contigo mismo.

Mr. Rific dijo...

LA PSICOLOGA: Deduzco por tu análisis que si hubiera acudido con las manos vacías pasaría de egoista a egomaníaco y mi indigencia emocional alcanzaría el "modo Biafra".
¿Has leido "Sinuhé, el Egipcio" y no te ha gustado? Ni que hubiera regalado un libro de Paulo Coelho...

Mamá, no leas dijo...

Oye, ex un detalle presentarse con un regalo innesperado, aunque apuesto que no le hubiera importado no recibirlo si la visita en sí merecía la pena.

Bien es cierto que yo no soy muy de detalles, no porque a veces no se me ocurriera, sino por pensar que igual ese regalo, por 'insignificante'que fuera podría malinterpretarse o extralimitarse en lz relación que me une con la persona. Paranoias mías.

Lo que si es cierto es lo que nos cuesta a veces ser sinceros con los regalos, que tenemos que recurrir a esa mueca de falsa ilusión para no defraudar al regalador...

Besotes.

Mr. Rific dijo...

MAMÁ, NO LEAS: No te falta razón, era un regalo innecesario, un simple detalle casi protocolario por las tramposas fechas navideñas.
Y sí, hay veces que ciertos regalos implican cierto grado de compromiso o intención... creo que en el caso de esta entrada ambos dejamos bien claro que nuestro compromiso era "low cost" :)

Anónimo dijo...

Pues yo creo aunque no se si viene a cuento que uno de los momentos más mágicos de acostarse con una chica es cuando después de hacer el amor ella se levanta de la cama, desnuda, para coger una goma del pelo o cualquier otra cosa y la ves así, sin estar dominado por el deseo, y puedes apreciarla en toda su belleza. Eso si que es un regalo, no se si el autor del blog lo percibió asi.

Mr. Rific dijo...

ANÓNIMO: Por mis venas corre sangre, el día que tenga delante a una chica desnuda sin recrearme la vista o sentirme afortunado será mejor que me dedique a observar a gente cavar zanjas en la calle, comiendo pipas.
Dicho esto, no creo que la desnudez sea un regalo, casi siempre entre amantes es pura necesidad :)

Anónimo dijo...

Eres adorable,puedo coger una fanta?
Sonia(otra)

Mr. Rific dijo...

SONIA: por supuesto, el mueble bar está al fondo a la izquierda, a tu entera disposición que para eso es viernes noche y pasada la medianoche arranca la hora feliz :)
Naranja o limón??

CleveLand dijo...

No sé qué me gusta más, si la historia de dos personas que 'se apetecen' entre sábanas y regalos de 'postureo' o los comentarios de los lectores, particularmente de quien te etiqueta sin tapujos de indigente emocional... ¿seguro que Sonia era profesora y no la psicóloga del colegio?

Mr. Rific dijo...

CLEVELAND: Sí que era profesora. Me ha hecho gracia lo de "regalos de postureo", sobre todo porque en aquella época el concepto de "postureo" no existía, lo llamábamos "quedar bien" o "hipocresía" XD
Recibe la bienvenida al blog y te ruego aceptes la tradicional Fanta de recibimiento cortesía de la casa.

Pio dijo...

La verdad es que hiciste la elección del libro un poco mal XD
Creo que estuvo bien el detalle, ella no se lo esperaba, y seguro que aunque no se lo leyó, cuando lo ve se acuerda de ti para bien, que es lo importante, pero a la próxima compra algo más acorde a sus gusto jajajaj

Ella se vengó regalandote el Quijote....

Mr. Rific dijo...

PIO: En aquel kiosko abierto no había mucha variedad, realmente aquello fue lo más "serio y decente" que pude pillar desde el punto de vista literario... ¡no iba a presentarme con una revista de esas que incluyen regalo! XD
Pero como bien dices, su venganza fue fina...