viernes, 12 de diciembre de 2014

Mirando hacia atrás sin Ira - Los "Sin-Sexo"

No soy un tipo rencoroso pero durante muchos años se la he tenido jurada a cierta chica de mi instituto. No recuerdo su nombre (tan solo su apodo), tampoco intercambié jamás palabra alguna con ella... pero tengo mis motivos.

Sucedió la última noche de un viaje estudiantil, en un destartalado hotel de la costa mediterránea. Todos los alumnos del curso estábamos de fiesta quemando las naves, absolutamente enloquecidos... noches como aquella merecerían un análisis detallado pero hoy simplemente comentaré que al final de la velada conseguí convencer a una chica de la clase de al lado para que se viniera conmigo al hotel.

Mis amigos y yo habíamos hecho un pacto previo al comienzo de la juerga, dejaríamos uno de los cuartos libres por si alguien acabase "necesitándolo"... recuerdo que me uní a tan atolondrada conjura levantando la botella de Martini blanco que por aquel entonces despachaba (directamente a morro), tan eufórico como absolutamente carente de fe en mis posibilidades.


Sin embargo unas pocas horas después, volviendo al hotel de madrugada con Rosa agarrándome del brazo agradecí haber sido tan previsor, por una vez la bravuconería adolescente no caería en saco roto... y contra todo pronóstico (no faltó la tradicional porra al respecto) sería yo quien "mojase" aquella noche.

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Yo aún estaba muy verde en aquellas cuestiones y mi optimismo, visto ahora, resulta ciertamente enternecedor... ¿Pero por qué demonios debería yo pensar que saldría mal aquella jugada? Aún ignoraba que la adolescencia consiste en eso, en caminar sonriente por la acera y estamparte de repente contra inoportunos postes o farolas.
A mi farola de aquel día la llamaban "PANRICO" sus compañeros de clase, era una chica repetidora que recibía semejante apodo (creo) por:
a) su afición a devorar bollitos a todas horas, tanto en el patio como en medio de la clase.
b) su cara redonda con forma de berlina

El caso es que cuando llegamos al hotel, la habitación que supuestamente debería esperarnos vacía no lo estaba: dos chicas revoloteaban dentro, hablando con algunos de mis amigos y otros tantos extraños... las "pobres" estaban sin techo porque su compañera de cuarto aquella noche, la maldita Panrico, se había agarrado tal pedo que abandonó la discoteca antes de tiempo yendo al hotel, encerrándose dando tumbos en el cuarto de enfrente y dejando la llave puesta por dentro...
Por más que la habían llamado o golpeado la puerta, ella no respondía, profundamente dormida, etílicamente inconsciente.

Al instante aparecieron más ovejas descarriadas, gente desubicada rebotada por otras tantas puertas que se les habían cerrado en plenas narices, accidentalmente o no.
De repente alguien tuvo la ocurrencia de que todos ellos acampasen, en plan comuna, en aquella habitación tan oportunamente desocupada... el picadero convertido en albergue.

Maldita sea mi suerte, en ese hotel había gente follando, algunos obligaban a otros a buscarse la vida para pasar la noche... y yo de repente había pasado de presunto follador a incipiente Madre Teresa acogiendo a los "sin sexo".


Como no podía ser de otra manera, procedí a golpear con todas mis fuerzas la puerta de la Panrico, pensando que si lograba despertarla todo volvería a su cauce original: aquellas petardas dormirían en su cuarto, la manifestación se dispersaría, se llevarían la fiesta de pijamas a otra parte y Rosa y yo nos daríamos la madre de todos los revolcones juveniles.
Pero ya era demasiado tarde, gente y más gente entraba (y se instalaba) en mi supuesta zona franca... y ni los GEO habrían sido capaces de despertar a la borrachuza saboteadora.

Rosa vio a una amiga dentro del "cuarto de invitados" y fue tras ella. Encendí el último cigarrillo que llevaba encima y observé el interior desde el umbral, aquello parecía un vagón de deportados camino de un campo de prisioneros: chicos y chicas hacinados por el suelo, una docena cruzándose llenando las tres camas, los armarios abiertos y también ocupados...

Me acerqué a Rosa y le propuse irnos a buscar otro sitio donde poder estar a solas, ella se encogió de hombros, miró a su amiga y se recostó junto a ella en una de las camas... a continuación estiró el brazo ofreciéndome la mano y tiró de mi para sentarme a su lado.
"Anda, pasemos aquí el par de horas que quedan de noche, total nos tenemos que poner en marcha en nada...", me susurró al oido.
A continuación me agarró del brazo y apoyó su cabeza sobre mi hombro.

Miré a mi alrededor, estaba siendo desagradablemente observado, jamás me había sentido más ridículo en toda mi vida.
"Lo siento Rosa, pero esto no es lo que yo tenía en mente, para estar así me voy a mi cuarto", dije antes de incorporarme y salir de la habitación evitando (no siempre con éxito) pisar alguna extremidad de los inquilinos desparramados.

Antes de cerrar la puerta tras de mí observé la cara de Rosa, su mirada entristecida, imagino que decepcionada... apagué mi cigarrillo contra la puerta de la Panrico y entré en mi habitación donde mis dos compañeros llevaban roncando plácidamente por lo menos un par de horas.
A pesar del ruido que metí solo uno de ellos se percató de mi llegada. Me acosté y aunque cerré los ojos con fuerza, no pude dormir.

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A la hora del desayuno no se me había pasado el enfado, de hecho aumentó cuando esperando mi turno en la cola de la cafetería se me cruzó la célebre Panrico... caminaba trémula, con el gesto descompuesto, llevaba las gafas de sol puestas y sujetaba un cigarrillo arrugado, a modo de mantra repetía: "necesito un café, necesito un café... hasta que no me tomo mi café por la mañana no soy persona" (siempre he odiado esa frase y desconfío de quienes la pronuncian)

Si las miradas matasen aquel habría sido su último minuto sobre la faz de la tierra. Aquella cabrona derribó la primera pieza del cruel dominó que arrasó con mis pobres esperanzas sexuales... a partir de ese instante la Panrico se había ganado un enemigo mortal, irreconciliable.

Por suerte para ella como supervillano soy igual de dañino que Gargamel para los Pitufos o el Coyote para el CorrecaminosEn todos estos años apenas me habré cruzado con ella unas pocas veces y mi venganza se ha limitado a fulminarla con la mirada y rugir un poco para mis adentros... nada punible.



Pero en estos últimos meses resulta que he coincidido con ella bastantes veces en el mismo autobús urbano, yo camino del trabajo y ella de vuelta a su barrio. 
Observarla de frente (a pesar del tiempo transcurrido) nuevamente sacaba lo peor de mi. Conserva la cara redonda y su gesto despistado, no muy alejado de aquella infame facha de la famosa resaca... 

Estas últimas ocasiones no he podido evitar mascullar los clásicos insultos o mirarla con la misma delicadeza que Hannibal Lecter dedica a sus aperitivos andantes... pero hoy ha sido diferente, algo ha cambiado dentro de mi.

De repente, mientras la maldecía por enésima vez, me ha dado por revisitar la famosa escena hotelera eliminando el "factor Panrico", centrándome en Rosa y en mi. 
¿Por qué no quiso irse conmigo a buscar cualquier otro lugar donde poder montárnoslo? Pensándolo fríamente casi podría jurar que cuando el plan se vino abajo ella sintió cierto alivio... y ya cuando vio a su amiga entre los recién llegados pasé descaradamente a un segundo plano. De habernos encerrado a solas en el cuarto me huelo que ella no habría querido pasar del besuqueo, vamos... con mi suerte de la época, ¡SEGURO!
Si aquella noche no acabé con Rosa fue porque ella no quiso, no puso nada de su parte para saltar aquel obstáculo, solo grande en apariencia cuando el deseo verdaderamente aprieta... y sobra decir que no fue ese su caso.

Por primera vez, tras casi veinte años, he mirado a la Panrico sin odio. Supongo que queda oficialmente perdonada.
Eso sí, se abre la veda para Rosa...
Supongo que durante el próximo lustro ella será la principal responsable de aquel incidente, después vendrá el turno de condenar por ello a mis insolidarios amigos... calculo que para el año 2023 caeré en la cuenta de que la culpa fue única y exclusivamente mía.



33 comentarios:

Me, Myself and I dijo...

Vas progresando hacia la madurez ;)

Mr. Rific dijo...

ME, MYSELF AND I: Me temo que para eso aún falta... pero todo juicio o condena merecen una revisión con el paso del tiempo :)

Anónimo dijo...

Eres grande Rific.....

Asombrada C.

ivan dijo...

Riffic,

El rencor es una pérdida de tiempo para quien lo destila y algo que puede ser intrascendente para quien lo recibe.

Actitudes así he vivido con gente casi veinte años mayor. No es que no maduren, es que esa es su madurez.

Me alegro de volver a leerte.

Un abrazo

Mr. Rific dijo...

IVAN: Mi "odio" hacia esa chica siempre fue expresado en silencio... De identica discreta forma se le levanta el castigo. Ojalá a mí me odien siempre de esa manera :)
Pasa buen finde!

Bubo dijo...

¡Tonterías! La culpa es siempre de los demás.
Y voy por mi café que hasta que no me lo tomo... no me lo he bebido.

Elvis dijo...

Coincido con Me Myself and I, es la única manera de madurar, analizar las cosas desde diferentes puntos de vista... Aunque entiendo perfectamente ese odio hacia la "Panrico", yo habría sentido lo mismo.
Saludos.

Mr. Rific dijo...

BUBO: Esa frase del café si no la dices moviendo las manos en plan nervioso o yendo de aquí para allá... no tiene el mismo efecto lamentable :)
Sin echar la culpa a los demás mi adolescencia no tendría sentido!!!

ELVIS: Por suerte en los últimos años he podido comprobar que cuando alguien quiere estar contigo es capaz de hacer cosas muy raras o ir a lugares extraños... la Panrico fue un obstáculo, pero no insalvable. Saludos y buen finde!!!

Mr. Rific dijo...

ASOMBRADA C.: Diciembre y navidad es la época propicia para perdonar... y hacer alguna que otra locura :)

Adriano dijo...

Pobre Panrico! La culpa es de Rosa totalmente; siempre hay algún rincón en una escalera, ascensor etc. donde dar rienda suelta a la pasión ;)
Yo creo que si le tiras los trastos a Panrico delante de la Rosa, y luego te lo montas con las dos cierras el círculo.... :P

Mr. Rific dijo...

ADRIANO: ¡Por supuesto! El polvo vengativo podría tener un pase con Rosa... jamás con la Panrico. Una cosa es el perdón y otra muy distinta la beneficencia mal entendida :)

Pio dijo...

Jajajaj Qué malote!! Si es que como el amor, el odio no dura para siempre :P

Mr. Rific dijo...

PIO: Yo creo más en los odios eternos que en los amores inmortales...la gente en general nos suele dar más motivos para lo primero :)

Ramón dijo...

Odiar a una chica por una cosa así, sin tan siquiera conocerla, me parece una tontería. Quizás fuera más digna de lástima que de odio.

Hay cosas mucho más odiosas que pueden hacer algunas mujeres a tus espaldas, como hablar mal de ti sin razón a alguna amiga que te interesa o tontear contigo sabiendo que no van a dejar de hacer caso a su novio.

Hay mujeres a las que es muy fácil odiar, que son desagradables por naturaleza y que no tienen que esforzarse mucho para caer mal, pero no por tener cara de bollycao.

Mr. Rific dijo...

RAMÓN: A mis tiernos e inexpertos 17 añitos un odio tan pueril como ese estaba plenamente justificado... de igual modo lo está el pasar página a día de hoy.
Todo este tiempo lo he mantenido (de aquella manera) como quien sigue escuchando cierto disco favorito de la época del instituto, lo mismo pasa con algunos enamoramientos adolescentes, que si te descuidas pueden seguir afectándote :)

Akatowari dijo...

Hola, lo que yo daría por esa memoria privilegiada! Supongo que recordaría que alguien me cae mal, pero no porque. Pero que bien, al final has "perdonado" a la panrico. Pero no fue un caso perdido, sirvió para un post :)

Mr. Rific dijo...

AKATOWARI: Mi memoria cada vez es menos privilegiada y según para que cosas... eso sí, este tipo de perdón "público" tiene su puntito, es todo como más solemne :)

MOANA dijo...

Yo no suelo perder ni un segundo en mirar atrás y aún menos en guardar rencor a alguien que en su día me hizo alguna faena que tampoco sea especialmente trascendente como en tu caso con Panrico. La prueba mas clara está en el hecho de reunirnos cada año desde hace un montón, las chicas del mismo curso del cole y descubrir que aquella perra insoportable a la que no podía ver ni en pintura, ahora nos hacemos unas risas y resulta una persona encantadora. Dentro de unos días volvemos a reunirnos en una cena que siempre resulta divertidísima y memorable de antiguas alumnas donde no hay cabida alguna para antiguos rencores.

Mr. Rific dijo...

MOANA: Mi rencor hacia esa chica siempre ha sido tan paródico como esporádico. En todos estos años apenas nos habremos cruzado cinco veces contadas antes de coincidir de nuevo en el bus.
Yo suelo evitar reuniones de antiguos alumnos, la única excepción la hice en 2011 con mis viejos compañeros de la EGB que no veía desde entonces... Con la mayoría de mis compañeros de instituto o universidad casi prefiero cambiar de acera, si aquellos años fueron buenos no fue gracias a ellos :)
Disfruta de la cena y carga las pilas para estas fiestas!!

Mamá, no leas dijo...

No hay nada como remover el pasado para buscar nuevos culpables ;)

Besotes.

Mr. Rific dijo...

MAMA NO LEAS: Con el pasado a veces conviene remover con alegría... Y agitar antes de usar :)

Mamá, no leas dijo...

Yo siempre agito antes de usar.... ;)

Mr. Rific dijo...

MAMA NO LEAS: Chica lista!!!

C3PO dijo...

Yo también odio a las/las que dicen por las mañanas "hasta que no tomo un café no soy persona". Los odio en lo más profundo de mi ser, los detesto, creo que los mataría en el mismo momento en que les oigo pronunciar esa frase. No lo soporto, y lo menos que les digo cuando la oigo es que no son persona de ninguna manera. Y no soy un robot.

Mr. Rific dijo...

C3PO: bienvenido al blog, espero que aceptes la tradicional Fanta de recibimiento, cortesía de la casa... Yo es que sin mi Fanta diaria no soy persona :)

PENSADORA dijo...

Es verdad!! a mí también me inquieta la gente que dice eso de "yo sin mi café...".

Por lo demás, polvo más polvo menos... qué más dará!

Mr. Rific dijo...

PENSADORA: Mmm, eso de que da igual polvo más o menos a estas alturas es cierto pero ni de coña cuando tienes 17 años y las hormonas te gobiernan...
Buen finde!!

Anónimo dijo...

Todo esto odio...¿porque no te la pudiste tirar? Hablas de ella así, con un mote, vaya, como si no fuera persona, sólo un pedazo de carne a tu disposición. A mí no me das lástima ninguna.

Mr. Rific dijo...

ANÓNIMO: Creo que no has comprendido bien la entrada, uso un mote porque jamás supe su verdadero nombre y no fue a ella a quien me quise tirar.
Dicho lo cual, tu falta de lástima queda depositada a los pies del árbol de navidad. ¡Felices fiestas!

Telma dijo...

La culpa fue toda todita de Rosa! Sin duda...

Mr. Rific dijo...

TELMA: ¿A que sí? :)
Casi veinte años he tardado en darme cuenta. Maldito Martini...

Anónimo dijo...

Menudo rollo mental te montas por una noche de hace 20 años. ¿No hubo oportunidad de volver a ver a Rosa, "esa chica de la clase de al lado" en todo ese tiempo? Me resulta curioso que recuerdes a la Panrico antes que a ella. Pero lo que te define es que no te hubieras "sentido más ridículo en toda tu vida" porque una chica apoyase su cabeza en tu hombro. Quizás su mirada no fue de decepción por la situación, si no por ti.

Mr. Rific dijo...

ANÓNIMO: Cuando vas camino de una habitación vacía pensando que vas a follar y minutos después te ves dentro, a dos velas y rodeado de extraños que te miran fijamente sabiendo el chasco que te estás llevando... no es algo precisamente agradable.
Algún protagonista de comedias románticas habría aguantado el tipo cogiendo de la mano a su amada, tragando saliva y esperando una mejor oportunidad más adelante para demostrar todo su amor... pero a mi Rosa me daba igual, y su decepción hacia mi persona fue sin duda la menor de mis frustraciones en aquella infausta hora.