martes, 5 de mayo de 2015

"VUDÚ"

Hace unos cuantos años, por motivos de trabajo, estuve yendo a diario durante casi un mes a cierta cercana ciudad de provincias.
Durante los trayectos en coche estreché lazos con una compañera de trabajo, recuerdo el momento justo en que íbamos caminando por una calle y al despedirnos (cada uno tenía tarea asignada en diferente zona) nos miramos y saltó una chispa.

Varios cafés después una de nuestras despedidas fue más íntima, nos besamos detrás de un puesto de lotería bajo una lluvia torrencial.
Por supuesto, como en toda torpe historia que se precie (al más puro estilo romance veraniego adolescente), aquello sucedió en nuestro último día en la ciudad...

El resto de la "relación" ya transcurrió en nuestra localidad y el cambio de escenario (sin ningún motivo aparente) nos vino mal.
La magia se había desvanecido, de hecho solíamos rellenar los incómodos silencios volviendo al anecdotario de aquellas semanas en otra ciudad.


Por supuesto todo se volvió súmamente aburrido, el presente no interesaba y el futuro no existía.
Quince días después del primer beso no solo dejamos de quedar, ¡habíamos dejado de gustarnos!

Siempre nos quedaría "París"...

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No todo fue bueno en aquella ciudad. Año y pico después regresé con una especie de novia y se desató el apocalipsis.
Escenificar una ruptura haciendo turismo inevitablemente contamina todos los lugares que visitas.

El día paseando fue malo, la tarde en los bares infame y la noche en el hotel subrrealista.
Por la mañana no vimos las cosas de distinta manera, aquello llegaba a su fin sin aparente remedio.
El desayuno en cierta cafetería fue un momento realmente duro, había demasiada amargura y dolor en el ambiente... apenas pude probar bocado y a continuación nos despedimos de muy mala manera regresando a casa cada uno por su lado.

Antes de irme de la ciudad lamenté que los buenos recuerdos que tenía de aquel sitio se hubieran visto profanados por este último numerito, tan desagradable.

Lo último que vi antes de salir a la autovía fue un enorme cartel de publicidad que ponía "Yo no soy tonto" y reconozco que me entró una siniestra risa floja.

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Cuatro meses después conocí a una chica de esa ciudad a través de internet y quedamos en tomar algo en su barrio un sábado al mediodía.
Camino de su tierra no me quitaba de la cabeza lo mal que lo había pasado la última vez que fui. A mitad de camino tuve una idea...

Llegué antes de lo previsto así que ni corto ni perezoso volví al bar donde tuvo lugar aquel último desayuno tan amargo, me senté en la misma mesa, misma silla... pedí una caña, agarré el periódico, encendí un cigarrillo y me quedé allí quince minutos relajado, bebiendo y saboreando la tapita, tarareando las canciones del hilo musical... deshaciendo el hechizo.


Camino del lugar de la cita fui escuchando en el mp4 uno de mis discos favoritos... más tarde, ya con mi nueva amiguita, no se dio cuenta pero a pesar de ser ella la "anfitriona" fui yo quien dirigió el rumbo del paseo... volví a hacer el VIA CRUCIS de meses atrás, pero esta vez con alguien sonriente a mi lado y en tono amable, cómplice y distendido.

Tomamos algo en uno de los bares del anterior psicodrama (elegí nuevamente la misma mesa y silla) y lo pasamos genial.
Salvo el hotel (fue una cita relativamente casta) creo que "exorcicé" casi todos los lugares infectados... de hecho, la guinda del pastel fue el apasionado beso que la chica me dio en nuestra despedida, a escasos metros del lugar donde vi a la otra alejarse por última vez. Tan cerca... y tan lejos.

Desde aquel día no he vuelto a esa extraña ciudad, no por falta de ganas, simplemente no se ha dado la ocasión.
Tampoco conservo contacto con ninguna de las protagonistas de estos incidentes... mi vudú suele funcionar, pero dista mucho de ser perfecto.


6 comentarios:

sonia dijo...

Buenas tardes Mr.Rific.Tu entrada me ha hecho recordar esa peli en la que Harrison sufre un accidente de avioneta(esta vez ficticio)con su clienta y esto les obliga a permanecer junticos una semana en un isla desierta.Lo que empezó mal acaba bastante bien.Lo que te pasó a ti la segunda vez pero al revés,supongo que por eso me ha recordado la peli.7 días,7 noches creo que se titula.

Mr. Rific dijo...

SONIA: Cierto, aunque en este caso fue el típico encierro inoportuno de una pareja moribunda, con poco glamour hollywoodiense :)
No siempre se tiene la oportunidad de regresar a ciertos lugares para enmendar un agravio así que cuando se presenta..hay que aprovecharla!!!

Pio dijo...

La verdad que no es mal método el tuyo. Tendré que ponerlo en práctica :P

Mr. Rific dijo...

PIO: Conmigo funciona pero no sirve para todo el mundo. Mucha gente se hunde a las primeras de cambio, lo que para mi resulta sanador otros lo considerarán un tormento, una pesadilla gratuíta... de momento haz una prueba con algún escenario sencillo o poco comprometedor y luego me cuentas ;)

MOANA dijo...

Pues yo no miro atrás nunca.
Los sitios que me gustan, me siguen gustando y tengo la capacidad de desvincularlos totalmente de cualquier mal rollo que haya tenido con cualquiera en ellos.
Lo cierto es que también me ocurre con los objetos, tipo ropa, recuerdos comprados etc... La verdad es que a pesar de que pueda parecer por ello una persona fría y desapasionada, te aseguro que no lo soy en absoluto. Incluso te diría que me alegro de ser así.
Tengo muchas amigas que guardan objetos como tesoros y si la persona que se los regaló, desaparece de su vida, ellas lo destruyen todo. También se niegan a volver a los lugares donde guardan malos recuerdos, aunque fuesen sitios preciosos que antes adoraran.
Para mi es una lástima.

Mr. Rific dijo...

MOANA: Pues sí, yo salí con una chica que me confesó que tenía una caja (o similar) llena de cosas mías o relacionadas conmigo... creo que hizo lo mismo con anteriores relaciones y a saber lo que hizo con ella después de nuestra ruptura, quizás ese sí fuera un auténtico vudú!!!

Lo de los sitios ya es más común que mucha gente reniegue de ellos, y no te olvides de los amigos/conocidos comunes... que a veces van en el lote del rencor y si te he visto no me acuerdo.

Modestamente, creo que sale mejor ser "desapasionado" (como tú) o hacer malabares con los malos recuerdos para lejos de evitarlos, incluso dar la vuelta a la tortilla (como a veces yo intento hacer), no te quepa la menor duda.