Estuvimos escribiéndonos durante un par de meses
pero nunca llegamos a quedar. Me enviaba fotos de todas las fiestas a
las que iba: bebiendo con sus amiguitos, posando con el resto de chicas
de su clase en actitud sugerente, en casa frente al espejo a punto de
salir, fumando a la puerta de la discoteca, generosamente escotada,
faldas diminutas...
Con todas y cada una de las fotos buscaba provocarme, y ciertamente lo conseguía.
A
través del messenger no logré convencerla para quedar, un par de
veces la llamé por teléfono para proponerle algo pero nada: la primera
llamada la ignoró (contestó un par de minutos después con un sms
pidiendo perdón por ser tan "cortada") y la segunda respondió en plan
infantil riéndose con cada palabra que decía y poniendo/improvisando
excusas poco convincentes.
Una tarde por fin se sinceró: "lo siento Rific, me gustas pero me da palo, no salgo con tíos tan mayores"
Dejé
de importunarla, la intensidad de nuestras conversaciones disminuyó y a
los pocos meses cesaron del todo. La última foto que me mandó fue con
su vestido de nochevieja de aquel año: "¿le das el visto bueno?",
preguntó, coqueteando hasta el final.
No encontré ningún emoticono capaz de expresar mis cabezazos contra el teclado...
- - - - -
Unos
años después de aquellas conversaciones me crucé con ella en un bar,
pero iba acompañada de un chico y pasé de decir nada. Su rostro
"exótico" seguía siendo inconfundible, su escote también.
- - - - -
Este
mediodía yo iba camino del curro, leyendo un libro en el bus como de
costumbre, cuando de repente en la parada de cierto centro comercial
levanté la vista... y ahí estaba ella, Élodie, unos cuantos años
después, con el teléfono en la oreja, elegantemente vestida, avanzando
por el pasillo del bus.
Sin fijarse en mí, ensimismada con la conversación telefónica, se sentó a mi lado.
Sin fijarse en mí, ensimismada con la conversación telefónica, se sentó a mi lado.
Normal
que no me reconociese con mi gorro y bufanda bien calados hasta casi
las cejas, pero ella permanecía reconocible, además aquella voz tan
grave y ronca, que en su día me sorprendió en alguien tan joven...
En esta ocasión tampoco he dicho nada. Que conste que sí lo
he pensado y al verla sentarse a mi lado decidi aprovechar la
oportunidad, pero el caso es que no "he podido": ella no ha dejado de
hablar por teléfono ni un solo segundo, y por lo que he entendido estaba
hablando con su chico, al que vería en escasos instantes cuando bajase del bus.
Apenas han sido seis minutos,
tres paradas escasas, Élodie se levantó del mismo modo que plantó el
trasero en el asiento: sin mirarme.
Tampoco es algo tan malo, algunos fantasmas hacemos mejor en permanecer quietos y callados. Eso sí, me hubiera gustado conservar su número para haberle enviado un mensaje mientras bajaba del bus y observar su cara leyéndolo a través de la ventana... ooh la lá!!!
8 comentarios:
Oui, oh la la! Pero sobre todo ohhh!
MISS MARPLE: Je suis Rific :)
Pues yo creo que quizá le hubiese gustado verte de nuevo después de tanto tiempo. La diferencia de edad ya no se hace tan evidente... quel dommage!!
MOANA: Para otra vez que la pille menos "ocupada" quizás me anime a refrescarle la memoria... Y estará en todo su derecho a gritar cuando sepa la verdad :)
Aunque bueno, tampoco hemos envejecido tan mal...
No deja de sorprenderme que te las encuentres a todas jajajaja
TELMA: Para lo relativamente pequeña que es mi ciudad, demasiados pocos encontronazos de este tipo tengo.
Parecería que se trata de la típica calientapollas. Y según tengo entendido, en el fondo no les interesa mucho el sexo. Te imaginaba con más experiencia para detectar esas cosas. También podías haberla invitado a una fanta al verla en el bus.
ANÓNIMO: Con esa chiquilla aprendí una lección, aunque cuesta resistirse a ciertos encantos juveniles y quién sabe si volvería a picar...
Solicitaré que los autobuses urbanos instalen máquinas de Fanta para este tipo de emergencias :)
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